Hace años, en plena campaña electoral, un asesor de Bill Clinton lanzó una frase que sacudió la política estadounidense: “Es la economía, estúpido”. El mensaje era simple y demoledor: el problema central no era otro que la economía.
Hoy, en Bolivia, no hace falta repetir esa frase. El 76% de la gente ya sabe que la economía es el mayor problema. Y tienen razón: el bolsillo aprieta, los dólares escasean y el costo de vida sube. Pero hay un problema aún más profundo, uno que explica por qué seguimos atrapados en este laberinto económico estructural sin salida: el stock de capital humano es muy bajo y nuestra educación está en ruinas.
El Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa (OPCE) evaluó a los estudiantes de sexto de secundaria. Las pruebas se realizaron el 2023, con estudiantes de sexto de secundaria de Bolivia con una muestra de 152 unidades educativas a nivel nacional en los 9 departamentos, de los cuales 118 eran establecimientos fiscales, 15 de convenio y 19 colegios privados. Esta muestra alcanzó aproximadamente 3600 estudiantes. Los resultados son un golpe de realidad: Matemáticas: solo 3 de cada 100 aprobaron. !97 se aplazan! Física: apenas 2 de cada 100 pasaron. !98 reprueban! Química: otra vez, 3 de cada 100 lograron aprobar. !97 están en la luna de Paita!
En total, menos del 5% superó los exámenes y la mayoría respondió correctamente menos del 30% de las preguntas.
La prueba de matemáticas por ejemplo, incluía algo de geometría analítica (la recta, la circunferencia, la parábola). Cálculo diferencial e integral funciones límites derivadas. Algebra y trigonometría e introducción a la estadística descriptiva. Es decir lo básico de una prueba de matemáticas que un estudiante de sexto de secundaria debía saber. Lo mismo para física y química.
En la materia de lenguaje, los resultados son ligeramente mejores. Los exámenes fueron aprobados por 36 estudiantes de 100. Sin embargo, el grado de reprobación sigue siendo muy elevado. En esta parte del examen se buscaba saber si los estudiantes comprenden diferentes tipos de textos narrativos líricos informativos o argumentativos y si en general comprenden y tienen alguna visión crítica.
Y si subimos en la escala educativa, la realidad no mejora: nuestras universidades, institutos técnicos y otros sistemas de enseñanza formal están formando profesionales que, salvo excepciones, no son competitivos a nivel internacional.
En la materia de lenguaje, los resultados son ligeramente mejores. Los exámenes fueron aprobados por 36 estudiantes de 100. Sin embargo, el grado de reprobación sigue siendo muy elevado. En esta parte del examen se buscaba saber si los estudiantes comprenden diferentes tipos de textos narrativos líricos informativos o argumentativos y si en general comprenden y tienen alguna visión crítica.
Y si subimos en la escala educativa, la realidad no mejora: nuestras universidades, institutos técnicos y otros sistemas de enseñanza formal están formando profesionales que, salvo excepciones, no son competitivos a nivel internacional.
Me disculpo de antemano con las universidades, escuelas, colegios y otros centros de enseñanza que realizan un trabajo encomiable pero buenas y pocas golondrinas no hacen verano. En 30 años que tengo como profesor universitario que debido a ayudar a formar alrededor de unos 5.000 estudiantes obviamente en cursos cortos, licenciaturas y maestrías conjuntamente decenas de otros profesores. Se hizo un gran trabjo pero este valor es aún pequeño dadas las necesidades que tiene un país como Bolivia. En ese tiempo, deberíamos haber formado por lo menos 500.000 nuevos profesionales de posgrado. En suma, en tema del capital humano, la escala es fundamental, no es suficiente que centenas de estudiantes están bien formados se necesitan millones.
Aquí el tema central es la productividad, entendida como la capacidad de generar más bienes y servicios con los mismos o menores recursos, es la base del crecimiento económico sostenible y de calidad. En este sentido, los resultados reflejan una preocupante realidad: el capital humano en Bolivia se encuentra en niveles alarmantemente bajos. Sin una fuerza laboral bien formada, la productividad se ve gravemente afectada, lo que impide la generación de empleo de calidad y el desarrollo de emprendimientos sostenibles.
Aquí el tema central es la productividad, entendida como la capacidad de generar más bienes y servicios con los mismos o menores recursos, es la base del crecimiento económico sostenible y de calidad. En este sentido, los resultados reflejan una preocupante realidad: el capital humano en Bolivia se encuentra en niveles alarmantemente bajos. Sin una fuerza laboral bien formada, la productividad se ve gravemente afectada, lo que impide la generación de empleo de calidad y el desarrollo de emprendimientos sostenibles.
La educación y la capacitación del capital humano son condiciones fundamentales para el desarrollo integral de una sociedad, pues sin personas preparadas no es posible fortalecer ni el sector privado ni las instituciones públicas. En pocas palabras, ni el modelo estatista ni el liberal funciona.
Los números no mienten y son vergonzosos. Los datos sobre educación en nuestro país son un llamado de atención que no podemos ignorar. Nos sacuden, nos interpelan y nos gritan con fuerza: ¡Es la educación, estúpidos! Esta es una llamada de atención dura, un sacudón de alerta para un sistema político y para una sociedad que está aletargada y dispersa.
Pero más allá del golpe de realidad, hay algo que no podemos perder de vista: la educación no es solo una responsabilidad del gobierno o del sistema escolar. Nos involucra a todos. Desde la familia hasta la empresa, desde las universidades hasta las comunidades, todos tenemos un papel que jugar en esta historia.
Los números no mienten y son vergonzosos. Los datos sobre educación en nuestro país son un llamado de atención que no podemos ignorar. Nos sacuden, nos interpelan y nos gritan con fuerza: ¡Es la educación, estúpidos! Esta es una llamada de atención dura, un sacudón de alerta para un sistema político y para una sociedad que está aletargada y dispersa.
Pero más allá del golpe de realidad, hay algo que no podemos perder de vista: la educación no es solo una responsabilidad del gobierno o del sistema escolar. Nos involucra a todos. Desde la familia hasta la empresa, desde las universidades hasta las comunidades, todos tenemos un papel que jugar en esta historia.
La educación no puede seguir siendo un discurso vacío o una promesa electoral. Es el presente, es el futuro, es lo único que realmente puede transformar un país. Y la buena noticia es que el cambio no depende solo del gobierno, sino de cada uno de nosotros.
Así que la pregunta es simple: ¿qué vas a hacer hoy para que esto cambie?
Así que la pregunta es simple: ¿qué vas a hacer hoy para que esto cambie?
No comments:
Post a Comment