En la reunión de evaluación del gobierno realizada en la bucólica región de Huatajata, el domingo pasado, y después de 12 horas de deliberación, el Gobierno identificó dos debilidades en su gestión: la falta de inversión tanto pública como privada y el déficit del capital humano. Se reconoció que la actual administración no cuenta con equipos técnicos y personal competente. Esta es una buena noticia, abre la posibilidad de que se dé un golpe de timón en la gestión pública, la que en los últimos casi cinco años, estuvo concentrada más en la acumulación de poder que en la creación de riqueza y prosperidad económica. ¡Gracias a Manco Kapac y Mama Ocllo por esta iluminación ancestral.
Al Gobierno le tomó casi 5 años descubrir que una economía competitiva y que promueve la equidad necesita capital humano competente y que una buena administración pública no se puede reducir a levantarse más temprano, estar imbuido de un entusiasmo romántico y hacer poesía jurídica.
Pero reconocido el problema, es necesario hacer un buen diagnóstico para ver porqué el Estado boliviano no puede retener y/o atraer profesionales competentes en diferentes sectores. Primero, la inestabilidad laboral; en el aparato estatal a cada cambio de ministro, viceministro o director de área tiemblan las sillas y sólo queda rezar y apelar al llunquerío para mantener la pega. Muchos buenos funcionarios no están dispuestos a participar de los rituales del besa mano al nuevo jefe.
Segundo, salarios muy bajos, esencialmente después que el presidente Morales decidió bajar a la mitad su ingreso nominal, algo más de 15 mil bolivianos por mes. Medida demagógica pero de gran impacto electoral. Por supuesto nadie habla del sueldo real de la primera autoridad nacional, quien vive en una casona, no paga ningún tipo de transporte, ahora inclusive tiene un avioncito de 38 millones de verdes. Ciertamente tampoco tiene gastos ni en alimentación ni vestimenta. Indudablemente que con éste subsidio del erario nacional es muy fácil rebajarse el salario nominal. Nada en contra de que el Presidente se trate bien dada la envergadura del cargo. Lo que cuestionable es que obligue al resto del sector público, de ministros para abajo, que no tiene estos privilegios, a sobrevivir con salarios bajos. Indudablemente, esta situación ahuyente al personal técnico que tiene mejores opciones en el sector privado, en las ONG o en la cooperación internacional. El resultado del populismo salarial en el sector público es una reducción de la productividad media que se reflejada en la calidad de los servicios públicos.
Tercero, el sector público se ha convertido en una especie de culto ideológico newage, donde sólo los devotos del partido oficialista o los recién convertidos pueden frecuentar. En esta secta, la lealtad es más importante que la eficiencia, razón por la cual se práctica la caza de neoliberales y de otras alimañas.
Cuarto, el aumento de los riesgos en el sector público. Con la nueva Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz, conocida también como Ley Guillotina, sólo aquellos que no tienen nada que perder, algunos fanáticos del régimen, gente desinformada o desesperada por trabajo entran en un sistema donde se presume culpabilidad antes que la inocencia en cualquier acto administrativo. Aquí, justos y pecadores ponen el cuello de igual manera.
Vivimos un período histórico donde el Estado tiene una responsabilidad fundamental en el desarrollo económico y social. Para que esto suceda se requiere de institucionalidad y capital humano competente. Durante los primeros años de la administración, Morales apostó, a nivel del discurso, a la incorporación de grupos y clases tradicionalmente excluidas de la gestión pública. Esto sin embargo, se quedó en el mundo de los buenos deseos, porque cuando uno analiza del poder ejecutivo, se encuentra una geografía humana compuesta de profesionales de las clases medias, muchos de ellos vinculados a las organizaciones no gubernamentales. Son muy pocos indígenas en la gestión de gobierno, una muestra de ello es la composición del gabinete de ministros. Entonces los problemas de gestión no se explican por un tema de inclusión o exclusión, sino más bien por falta de capacidad y experiencia.
Análisis económico y otras latitudes de la vida y el pensamiento
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1 comment:
Nos presentas un buen análisis. La falta de inversiones ya había sido reconocida ehace un par de años cuando el gobierno decidió echarle mano a las RIN restándole 1000 millones de USD. Pero esta sequía financiera no ha hecho perder el sueño. Los desmadres con la Jindal, Karachipampa siguen la huella de la dignidad y soberanía comunitaria.
Así como han descartado el rol de médicos bolivianos para las campañas de salud que han armado, no sería nada extraño que para puestos claves técnicos traigan profesionales extranjeros. Esto estaría de acuerdo con la extracción de los asesores y estrategas políticos que tienen.
La primacía del dogma político va a seguir operando sobre el racionalismo y tecnocracismo que pudieran ser puntales para su gestión.
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