Monday, August 13, 2018

¿Patria o pieza? Venceremos

Tres hechos insólitos han poblado la coyuntura de la semana patria que termina:
1) En un acto pirotécnico electoral, el Gobierno ha revelado las cuentas bancarias del Presidente y Vicepresidente, pero en cuanto el show estaba siendo montado, más rápido que inmediatamente, se descubrió que un funcionario se equivocó en la sumas de los saldos bancarios del Primer Mandatario y que se había omitido 374 mil bolivianos por no considerar la cuenta en dólares de Morales. Lo que debía haber sido una corrección de un error por falta de prolijidad, se convirtió en una sospecha de conspiración aritmética y en un abuso de poder.

Como en otras oportunidades el paganini de la metida de pata fue un funcionario de bajo rango, que terminó en la chirola. Lo que tenía que ser un acto de magia revolucionaria, que mostrase transparencia, se transformó en una chambonada que revela cómo compone su cartera de inversiones el Presidente.
El Jefe de Estado tiene el 51% de sus recursos en dólares (54.645 dólares x 6,86 = 374.865 bolivianos / 732.026 = 0,51 * 100 = 51%) Just in case, en la lengua del imperio, o porsiaca, suba el dólar, en el vernáculo popular. Recordemos que los Chuquiago boys siempre sacan pecho del nacionalismo monetario, porque más del 87% del ahorro financiero de los simples mortales está en bolivianos y tan solo 13% guarda su riqueza en dólares. Al parecer, desde la cima del poder prefieren la vieja estrategia del fifty-fifty a la hora de cuidar los morlacos.
2) Otro hecho tiene que ver con la chapucería de los técnicos sonidistas de la televisión estatal, que hicieron inaudible el discurso del Jefe de Estado el 6 de agosto, porque nerviosamente jugaban con los botones de los volúmenes de la transmisión, intentando apagar el griterío del “Bolivia dijo No”. El resultado: un discurso incomprensible, frases inconexas, gritos parcialmente apagados, una transmisión épica que recordó los inicios de la radio en Bolivia, cuando la voz, en el éter, parecía comanda por el viento, fuerte en algunos momentos y de ultratumba, en otros. Fue un bonito homenaje a la Dirección General de Telecomunicaciones, que en los años de plomo de la dictadura Banzer monopolizaba la información. Sólo faltó colocar una marcha militar como cortina musical.
3) Finalmente, está el robo de la Banda y Medalla Presidencial, cuyo relato me permito compartir con ustedes, siguiendo el reporte policial, pero reconociendo que mi interpretación no hace justicia a la joya de la literatura policiaca nacional que constituye este parte delictivo. Recomiendo efusivamente la lectura directa del reporte. A continuación me permito resaltar partes del documento tomándome, con su venia, ciertas licencias literarias. El reporte tipifica el hecho como: robo agravado de Medalla Presidencial y describe las horas anteriores al trágico evento.
El militar custodio de las joyas fue al peluquero por un corte firpo, que demoró 45 minutos. Por un tiempo similar, k’isuro las partes y se perfumó, como corresponde. Había premeditación y alevosía en el peinado y la actitud arrabalera le brillaba en los ojos, inspirada por las fiestas patrias.
La vanidad varonil y el caótico tráfico de la ciudad de El Alto ocasionaron que perdiera el vuelo. Embarcó el símbolo más importante del país, el Bastón de Mando, en un vuelo regular de BOA, que partía tres horas después, por lo que decidió matar el tiempo dando una pasadita en los lupanares de los alrededores, para cuidar de los pensamientos y las urgencias del cuerpo.
¡Ah! Fue muy cuidadoso al estacionar su automóvil y siguió el protocolo de seguridad del Estado Plurinacional, tapando su mochila, que contenía los Símbolos Patrios, con pesados pullus blindados, una última tecnología desarrollada con la Inteligencia venezolana.
Una vez en el recinto, le cascó varias chelitas e hizo pieza con damas de compañía en dos oportunidades. Aquí la historia se vuelve controvertida. Algunos sostienen que el custodio es todo un potro. Entre tanto, las anfitrionas de los quilombos, que lo conocen en la cancha, opinan lo contrario. En su descargo, también corre el rumor de que la Casa Militar le entregó la custodia de los Símbolos Patrios porque era un tirador de élite.
El reporte por robo de las joyas del poder ante la Policía rápidamente se transformó en autoincriminación por incumplimiento de deberes. Pero para alivio de la nación, el militar en cuestión tiene un nombre de santo, Juan de Dios milagrero. Éste es conocido como el patrono de los hospitales, bomberos y alcohólicos. Nacido en 1495, en Portugal, es un santo poderoso que actuó rápidamente y aflojó la consciencia de los ladrones, quienes, por miedo o un súbito ataque de patriotismo, devolvieron la Medalla y la Banda hurtada en el atrio de la iglesia del barrio de San Pedro. Es vox populi que San Pedro es el elegido para custodiar llaves y medallas de toda índole.
Cómo es fácil concluir, estas son historias salidas del Otoño del patriarca, novela García Márquez que describe la caída de un dictadorzuelo de América Latina. La buena noticia es que estos eventos mantendrán vivo el realismo mágico entre nuestros escritores. La mala es que así de desastrosa está la institucionalidad del país, que abochorna a todos, menos a los dueños del poder, que creen que lo están haciendo magníficamente, metiéndole nomás en el nuevo palacete.
PD.: Velando por la reputación del gremio, el sindicato único de trabajadoras sexuales de la avenida 12 de Octubre aclara a su clientela y la opinión pública que la Medalla no fue sustraída dentro de sus establecimientos, sino en la calle.
Gonzalo Chávez A. es economista.

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