Sunday, May 20, 2012

La negociacion y las naranjas

Los conflictos interminables y/o la champa guerra eterna en la que están enfrascados el Gobierno, la oposición y los grupos corporativos desde siempre en Bolivia, después de provocar heridos, perdidas económicas, grandes perjuicios para la mayoría de la población y algunas lamentables muertes, al final, terminan en una mesa de negociaciones. Es conocido que desde 1982 hasta la fecha se han registrado miles de conflictos sociales. Con tanta experiencia en confrontaciones deberíamos haber desarrollado grandes capacidades de negociación y pacto, porque muchos de estos problemas sociales, políticos, económicos, regionales y de otra índole se superaron, diluyeron, resolvieron, o, en la mayoría de los casos, se pospusieron, pero la sangre de la violencia extrema nunca llegó al río, estoy pensando en una guerra civil, por ejemplo. Entonces la pregunta central que guía a este artículo es: ¿sabemos negociar los bolivianos después de tanto jaleo? ¿Podemos realizar pactos de largo plazo con tantos años de experiencia en conflictos? En este domingo de azul invierno le propongo realizar un simulación de negociación para que, desde un ejercicio concreto, usted responda a estas preguntas. Para ello, en casa o en la oficina, divida a la familia, sus amigos o compañeros de trabajo en dos grupos. Digamos los verdes y los guindos. Recomiendo que se siga al pie de la letra las instrucciones porque el ejercicio le puede ser muy útil en el amor, las actividades privadas y sobre todo si es devoto de la religión del cambio y está en el árbol del poder. También puede utilizar este artículo en una clase para enseñar técnicas de negociación. Imagínese que están en juego 40 coquetas naranjas, de ésas que dan ganas de pellizcarlas por su atrevido color. Cada uno de los grupos quiere 30 cítricos. Pues bien, que comience la negociación y la posición es clara: el grupo verde debe buscar llevarse 30 naranjas y el guindo, la misma cantidad. Para ser efectivo en la negociación, ahórrese todo el desgate inútil de las descalificaciones y acusaciones de su contraparte. Generalmente en el país, una negociación de cualquier tipo comienza con amenazas, amedrentamientos, huelgas, marchas y acusaciones entre las partes. Un argumento común es que detrás de la búsqueda de las naranjillas están los gringos, la oposición, los con y sin miedo e inclusive la FIFA. Siguiendo esta tradición es probable que en el medio de la negociación se lancen algunas de las naranjas. También aparecerán las maniobras políticas, los engaños, las cachañas de estudiante universitario. Pero al final de todos los juegos pirotécnicos igual deberá sentarse a negociar. Un segundo paso en este tipo de negociaciones en el país es afirmar, con tono profesoral, que el problema es más complejo que las 30 naranjas. Desde el trono de la falsa sapiencia se dirá: “Este es un reduccionismo economicista. A rigor de verdad lo que se debe discutir es la calidad del suelo donde nacen la naranjas, la cantidad de árboles que hay en el país, el ciclo climático de los cítricos, los recursos invertidos en la producción, el modelo neoliberal que, en realidad, está detrás de la cosecha de los frutos”. El siguiente paso es formar varias comisiones, uno por cada tema e iniciar interminables discusiones declarando varios cuartos intermedios. Pero después de la chachara, los grandes discursos sobre el imperialismo y las naranjas, la denuncia de los enemigos de no sólo las naranjas, sino también las mandarinas, las bases piden sus 30 cítricos y punto. El espíritu de Salomón se hace presenta en la negociación y con gran sabiduría dice: 20 naranjitas para cada grupo y se acabó la discusión, pero nada. Ninguna de las partes quiere ceder, porque el “mita y mita” es una perdida para ambos. Seguramente a estas alturas usted se ha dado cuenta que está atrincherado en una guerra de posiciones. No hay forma humana de salir de este entuerto. Los grupos están a punto de agarrarse de las mechas. Pero que ocurriría si cada grupo se pregunta: ¿para qué necesitamos las naranjas? Es decir ¿cuáles son los verdaderos intereses en la negociación? Estas son preguntas difíciles de responder. Profundizando el análisis. ¿Qué pasaría en la negociación si el grupo verde manifiesta que necesita las naranjas para hacer jugo con ellas y el grupo guindo las requiere para hacer mermelada con las cáscaras? ¿Cambiarían sus estrategias de negociación? ¿A que tipo acuerdo llegarían? ¿Con cuántas naranjas se quedaría cada grupo? Bueno, que tal si nos damos hasta mañana para poner las respuestas a las interrogantes en mi blog Villazón Business School (chavezbol.blogspot.com) o también mandarme un correo electrónico con su solución a chavezbol@hotmail.com. Al final de la tarde, su humilde escribidor de domingo pondrá una posible solución mostrando cuán buenos o malos son los bolivianos para negociar en el blog y en el Facebook. Mientras tanto, que siga el máscara contra cabellera, pero amable lector piense que en una buena negociación se debe separar los intereses de las posiciones.

Tuesday, May 15, 2012

Inversión EXtranjera. Entre el amor y el odio

El crecimiento económico de América Latina ha sido significativo a partir de la crisis mundial de 2008. Tres motores han sostenido el vuelo de la economía de la región. 1) El aumento significativo de los ingresos de exportación asociado a los espectaculares precios de la materias primas en el mercado mundial. 2) El incremento del gasto e inversión pública. Todos los gobiernos del continente se volvieron keynesianos; es decir, creen que el Estado tiene un papel fundamental en la reactivación del aparato productivo. 3) El ingreso masivo de inversión extranjera directa (IED). En el caso boliviano, los dos primeros funcionaron muy bien. El motor de la IED estuvo casi parado.



La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) ha presentado un último informe sobre la IED en la región, por lo que vale la pena detenerse en el análisis del rol que jugó el ahorro externo en el crecimiento económico de la región. El año 2011 estos recursos alcanzaron la cifra de 153.000 millones de dólares, lo que representa el 10% de los flujos internacionales. Brasil es el país que mayor inversión extrajera recibió en el periodo señalado, a saber: 66.660 millones de dólares, lo que representa casi la mitad en total recibido de toda América Latina y el Caribe. En el cono sur le sigue Chile (17.299 millones), Colombia (13.234 millones), Perú (7.659 millones) y Argentina (7.243 millones).



Cabe resaltar este orden que coloca al vecino del Río de la Plata detrás de la economía peruana y chilena. Según la CEPAL, ha Bolivia habrían ingresado 859 millones de dólares en 2011, esto representa el 0,5% del total de la IED. En América Central se destaca México, país que recibió 19.440 millones de verdes. Parte de este dineral es reinversión de utilidades. El buen momento económico por el que atraviesa América Latina y la crisis de los países desarrollados, en especial Europa, son algunas de las explicaciones del incremento de la marea de la inversión extranjera en la región.



Para América del Sur, excluyendo Brasil, buena parte de la IED se dirige a sectores tradicionales como la minería y petróleo, lo que refuerza la reprimarización de la economía latinoamericana. En 2011, el sector recursos naturales recibió 57% del total de la IED. En cuanto a manufacturas y servicios, registraron el 7 y 36%, respectivamente, de los recursos externos. La situación cambia cuando se analiza Brasil; este país sólo recibe el 9% de la IED para recursos naturales, pero 48 y 44% del ahorro internacional va a manufactura y servicios.



De acuerdo con la CEPAL, el destino diferenciado de la IED en estas dos regiones en el mismo continente muestra también modelos de desarrollo disímiles. En Brasil y en menor medida en Chile se destacan “las inversiones en sectores con mayor contenido tecnológico en la industria manufacturera, así como en actividades de investigación y desarrollo (I+D). Este tipo de inversiones tienen mayores repercusiones en materia de creación, absorción, difusión de conocimiento y, por tanto, generan efectos dinámicos que contribuyen al cambio estructural” (CEPAL , 2007). En el resto de los países de la región, la IED refuerza el patrón primario exportador de las economía. Piense en el caso boliviano, donde más del 80% de nuestras exportaciones son gas, minerales y soya.



Según el informe de la CEPAL, la Unión Europea y Estados Unidos son los principales inversionistas en América Latina. Las compañías transnacionales de los Países Bajos y España tienen el 21% y 14%, respectivamente, de la inversión total. Estados Unidos fue responsable del 18% de la IED en la región. Cabe también resaltar la participación de Japón y China; si bien las inversiones de este último país son pequeñas, en torno a los 15.000 millones de dólares, se muestra como una de las más agresivas. En efecto, se observa un incremento de las compras de activos de empresas Europeas por parte de sus pares japonesas o chinas.



Otra tendencia de largo plazo relevante de la IED es el aumento de la participación de las empresa translatinas, las empresa transnacionales brasileñas, colombianas, chilenas, peruanas, entre otras, que invierten sobre todo, aunque no exclusivamente, en la región. En 2011, estas compañías transnacionales latinas invirtieron 22.605 millones de dólares, siendo que Colombia y Argentina fueron las que crecieron. Brasil, el jugador más importante, redujo sus flujos externos.



En buena parte de América Latina los gobiernos han encontrado fórmulas pragmáticas para atraer y convivir, de manera efectiva, con la IED y ésta se ha constituido en un motor importante de crecimiento económico y el desarrollo. Entre tanto, en países como Bolivia no se resuelve la relación de amor y odio con las empresas transnacionales. Es así que en una prueba rara de coherencia, en la mañana se nacionaliza una empresa, como la Transportadora de Electricidad, y en la tarde se entregan flores a una transnacional petrolera, ambas del mismo país.

Monday, May 7, 2012

La nacionalización de las peluquerias

El primero de mayo de 2006, el recién iniciado Gobierno del MAS realizó un truco de magia política que encantó a toda la audiencia del país. Renegoció contratos con las empresas petroleras y a este acto lo llamó la nacionalización de los hidrocarburos. El mago neorrevolucionario sacó el sombrero de cuello alto, se puso los guantes blancos, llamó al Ejército, colgó sendos letreros decorados con vistosas wiphalas y comenzó el ritual del “Nada por aquí, nada por allá. Fuera manos, trabaja vista” y a la cuenta de tres, extrajo un gordo conejo de la galera ante el asombro y júbilo del público.

Dicen que el renombrado ilusionista David Cooperfield, al enterarse de semejante hazaña, se preocupó por su reinado en el mundo del encantamiento. En un país pequeño como Bolivia, la magia de la nacionalización había generado cientos de millones de dólares adicionales a las arcas del Estado y elevado la popularidad del hechicero en 80%. Los trucos de hacer desaparecer elefantes o edificios quedaron avergonzados ante la aparición de montañas de dinero con la ayuda de los precios internacionales. Frente a semejante éxito, año tras año, la prestidigitación de la nacionalización se fue repitiendo. En octubre del mismo año, el Estado tomó el control de Huanuni. En 2007, se nacionalizó la fundición Vinto. El primero de mayo de 2008 se compró el 100% de la Compañía Logística de Hidrocarburos y de la telefónica ENTEL. Además se recuperó la mayoría accionaria de las empresas petroleras Chaco, Panamerican Energy, Andina (Repsol YPF) y de Transredes (Ahsmore y Shell). En 2009, le llegó el turno a Air BP. Al año siguiente se nacionalizó el sector eléctrico Corani, Guaracachi, Valle Hermoso y la empresa distribuidora de energía Cochabamba. Este último “primero de mayo, víspera del dos de mayo”, como dice el huayño, volvió el ilusionismo con la expropiación de las acciones de la Transportadora de Electricidad (TDE). Pero después de repetir el mismo acto cada año, el show político está viejo y mucha gente ya le conoce el truco al encantador. Y ahora, al contrario del pasado, del sombrero del mago sólo salió un falso conejo. Además, desde el punto de vista económico, las nacionalizaciones a cuentagotas, uno o dos por año, presentan varios problemas.


Primero, producen un adormecimiento estructural tanto de la inversión privada nacional como extranjera y promueven acciones preventivas y oportunistas de las empresas. Éstas saben que es cuestión de tiempo su nacionalización, pero no conocen si son la siguiente en la fila, están en el puesto quinto u ocupan el último lugar de la línea. En el callejón, rumbo a la guillotina del poder, adelantan sus ganancias, deprecian más rápido sus activos, posponen y en algunos casos, detienen su inversión. Muchas de ellas esperan ansiosas la nacionalización, porque podrán, con un poco de paciencia, recibir jugosas indemnizaciones por sus devaluadas acciones.

Segundo, desde un punto más agregado, las nacionalizaciones comandadas por el ciclo político y electoral sólo generan incertidumbre macrosocial y producen el desalineamiento y descoordinación de todo el aparato productivo. Si prevaleciesen criterios económicos en las nacionalizaciones, éstas deberían ser hechas todas en un solo saque. Así el Estado boliviano debería colocar a trabajar los sectores estratégicos, los servicios básicos y otras industrias nacionalizadas, de una sola vez, para fomentar el crecimiento económico y la equidad social. Los nuevos jugadores estatales coordinarían mejor y las reglas de juego estarían claras para el sector privado que sobrevivió al hambre estatista. La estrategia del goteo sólo es funcional a la búsqueda de popularidad instantánea.

Tercero, hasta la fecha los resultados económicos de las nacionalizaciones son dudosos. Veamos el más importante. En el sector de hidrocarburos la inversión se paralizó, las importaciones de diésel han aumentado, el mercado brasileño se ha congelado, las reservas de gas natural se redujeron y a rigor, el aumento de los ingresos se explica en gran medida por los fabulosos precios del gas y, finalmente, después de mucho show y propaganda, el Gobierno volvió a dormir con las otrora odiadas transnacionales, otorgándoles jugosos incentivos (30 dólares por barril pagadores en notas de crédito). En el sector eléctrico nacionalizado, los apagones son cada vez más frecuentes por falta de inversión.

Cuarto, no hay la menor duda de que las nacionalizaciones son unos anabólicos esteroides políticos apetecibles, producen un crecimiento substancial de los músculos del apoyo popular. Sin embargo, existen abundantes evidencias sobre los perjuicios que causan al cuerpo social y económico, su prolongada y repetitiva utilización. El desafío no es sólo de cambio de propiedad sino de gestión, capital humano, gobiernos corporativos y desarrollo institucional.

Finalmente, si se continúa con las nacionalizaciones dictadas al calor de la política, una cada año, y para quien quiere quedarse mucho tiempo en el poder, faltarán empresas para ser nacionalizadas; ya la fila es corta, quedan pocas empresas, tal vez las ferroviarias, algún banco y compañías más pequeñas. La gran pregunta es: ¿qué pasará cuando se acaben las empresas nacionalizables? ¿Será que las peluquerías de argentinos serán las próximas? A alguien se le puede ocurrir que los cortes foráneos de estos peluqueros, a la Justin Bieber, por ejemplo, están contaminando las cabezas nacionales. Las recias melenas deben volver a las manos de los estilistas capilares nacionales, así volverían los cortes: firpo marcial, revolucionario romano, el medio hongo de oenegista, estilo libro chapareño o el corte Joselito.

La dolarización, pros y contras

Javier Milei, el vencedor de las elecciones primarias en Argentina, tiene como centro de su propuesta la dolarización de la economía para ac...