Preguntita dominical: Es Usted un pirata o un marinero? La respuesta en mi columna de hoy.
Comencemos con una pregunta a quema ropa: ¿qué tipo de gerentes o emprendedores están formando nuestras universidades? ¿Piratas o marineros? O de la manera más amplia: ¿qué tipo de empresas se están gestando en Bolivia?
Según uno de los gurús del planeamiento estratégico, Michael Porter, la gerencia contemporánea se enfrenta al dilema no excluyente de apostar a la eficacia operacional o la posición estratégica para alcanzar el éxito empresarial. En el primer caso, la gestión de la empresa se concentra en ser la mejor en un determinado mercado asimilando, logrando y extendiendo las mejores prácticas administrativas que mejoren la efectividad operacional.
Este camino generalmente, apuesta a una táctica de bajar costos como manera de tener una mayor participación en la torta del mercado. Uno puede ser el mejor en el producto final que fabrica o en cualquier parte de la cadena de valor de la empresa, por ejemplo, en la operación del negocio, en mercadeo o en el desarrollo de tecnología.
Este camino de pelear por un pedazo de la misma torta fue denomina como estrategia de océano rojo (W. Chan Kim and Renée Mauborgne) porque implica una pelea dura y sangrienta, con los cuchillos pendencieros para cortar costos, que al final tiñen el mar de la competencia de rojo.
En estas aguas generalmente navegan gerentes marineros que apuesta al status quo y a la gestión solamente operativa del día a día. Por supuesto, esta es una opción válida y necesaria, pero insuficiente en los tiempos actuales, cuando no se puede competir por costos con las empresa chinas.
En la actualidad, un camino imprescindible es el posicionamiento estratégico, la competencia, no para ser el mejor, sino para ser el único en el mercado. Para ello, la empresa busca una posición diferenciadora, sostenible y única respecto a los competidores; es decir, navegar en un océano azul. En este caso, quienes conducen los barcos son gerentes o emprendedores piratas, innovadores y creativos. Guy Kawasaki, líder de la empresa Apple, resumió la disyuntiva en la siguiente frase: "Al final, o eres diferente o eres barato”.
Optar por ser diferente, único y, por lo tanto, estratégico es alimentarse de la creatividad, la innovación y tanto del emprendimiento (creando nuevas empresa) como del intraemprendimiento (reinventando algo dentro de la empresa).
Veamos dos ejemplos pioneros. El circo como oferta de diversión para niños y jóvenes tiene centenas de años. Y el modelo de negocios nunca había cambiado. El espectáculo mostraba siempre animales maltratados, trapecistas subidos de peso y payasos chilenos sin gracia. Los circos estaban en la competencia del océano rojo, bajando el costo de las entradas y viajando entre pueblos pobres.
Hasta que llegó el Circo del Sol (Cirque du Soleil) que cambió completamente la propuesta, se atrevió a ser diferente y reinventó el circo mezclando varias artes: teatro, ópera y danza, ampliando su oferta de entretenimiento a toda la familia. Se volvió el único circo de calidad mundial.
La industria de la literatura y el cine del terror proporcionan otro ejemplo. El conde Drácula, cuyo principal actor murió esta semana, Christopher Lee, fue fuente de las pesadillas de muchas generaciones. Libros y películas esparcieron pánico y sangre hasta a los años 70, porque después el género entró en desgracia. Las nuevas generaciones ignoran el clásico libro Bram Stoker que dio origen al temible personaje de dientes afilados, de 1897, y los filmes del caballero de la noche fueron exilados en viejas cinematecas.
Pero emprendedores piratas revivieron el género. Reinventaron a Drácula, quien ahora es apuesto, joven, enamoradizo, fiel y sale de día, es un vampiro vegetariano y ecologista, que encanta y seduce, y no así un chupa sangre desalmado. Piense en la película Crepúsculo o las decenas de libros de la colección El vampiro adolescente. En cuanto la industria tradicional del cine de terror se empeña en teñir con más sangre el mar de la competencia, el nuevo draculín navega por aguas azules. A generado una posición única de valor con relación a los competidores. En estas industrias del entretenimiento se atrevieron a pensar diferente, a pensar fuera de la caja, a diferenciarse.
La hipótesis que manejo es que en Bolivia nuestras universidades están sólo formando marineros de agua dulce y nuestras empresas sólo navegan en lagunas rojas. Muy pocos están educando o inspirando a los piratas.
En la Escuela de la Producción y la Competitividad de la Universidad Católica estamos trabajando con los piratas del futuro, pero el camino aún es muy largo. Bueno, y nuestras empresas, por lo menos las tradicionales, siguen conducidas por marineros finamente vestidos que necesitan del viento del Estado.
Ahora bien, antes que usted me responda si se considera un pirata o un marinero, le obsequio con la siguiente frase de Miguel Angel: "El mayor peligro para la mayoría no es que apuntamos muy alto y fracasamos, sino que apuntamos muy bajo y acertamos"
El emprendimiento en bonanza económica
Gonzalo Chávez A.
Desde el año 2008, la Escuela de la Producción y la Competitividad de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo” (UCB) realiza un estudio sobre el emprendimiento en Bolivia. Esta es una radiografía de las principales características que tienen los bolivianos cuando abren negocios.
El sentido común entiende el espíritu emprendedor como el arte de crear nuevas empresas. En realidad, el concepto es más amplio y profundo, se refiere a la capacidad que una persona o colectividad tiene para crear nuevos productos o servicios y/o nuevos métodos para producir y enviar bienes y servicios al más bajo costo. Emprendimiento es un concepto muy anglosajón. Tal vez en el país deberíamos llamarlos agitadores productivos, revolucionarios del empleo, innovadores sociales.
En esta oportunidad tengo el privilegio de compartir datos e ideas preliminares sobre el Monitoreo Global del Emprendimiento en Bolivia (GEM-Bolivia 2014-2015) una investigación en curso en la UCB a cargo de los profesores Verónica Querejazu y David Zavaleta.
En esta ocasión, el GEM realizó una encuesta a 2.500 personas a lo largo de todo el país, teniendo como telón de fondo la bonanza económica de los últimos años y evaluando el rol de las políticas públicas en el impulso o restricción del espíritu emprendedor en Bolivia. En este último caso, en particular, se observó qué se hizo en términos de educación y capacitación para el emprendimiento y cuánto se avanzó en los temas de financiamiento y acceso al crédito.
Un primer resultado del estudio es que ha aumentado de manera significativa la valoración social sobre el emprendimiento. Sin duda alguna, el tema está más en los medios de comunicación, ha aumentado el estatus de los emprendedores exitosos y las personas en el país consideran que emprender es una opción de carrera deseable. Es revelador que la actividad emprendedora es mayoritariamente una actividad de hombres y que las mujeres son quienes muestran un mayor temor a la hora de emprender.
Otro indicador del estudio en curso es que la tasa de actividad emprendedora ha rebajado ligeramente en el año 2014 (27,4%) respecto al año 2008 (29,8%) y casi en 10 puntos respecto al año 2010 (38,6%). Pese a ello, Bolivia es el país con la más alta tasa de emprendimiento en América Latina. De manera hipotética podemos sostener que el emprendimiento en el 2014 ha rebajado porque probablemente hay una mayor oferta de empleo formal o informal en el país. Los departamentos con mayor tasa de actividad emprendedora naciente son Potosí, La Paz y Beni, mientras que los departamentos de Oruro, Chuquisaca y Cochabamba son los que muestran menor actividad emprendedora.
Otro dato interesante del GEM 2014 – 2015 es que la tasa de discontinuidad, es decir, el abandono de la actividad emprendedora o bien el cierre del negocio, pese a que está entre las más altas de la región, ha disminuido respecto a las investigaciones de periodos anteriores. Ello quiere decir que los emprendimientos de los bolivianos estarían con mayor permanencia en el mercado. El motivo fundamental del cierre de los negocios está relacionado a razones personales y a la rentabilidad de los mismos.
Entre tanto, la buena noticia es que si bien la tasa es relativamente menor, al interior de ésta los emprendimientos por oportunidad sobrepasan el 50% y los emprendimientos por necesidad son cada vez menores. Dentro del GEM se entiende como emprendimiento por oportunidad aquellas iniciativas de negocio que son realizadas en respuesta a demandas del mercado, mientras que los emprendimientos por necesidad son aquellos que se realizan cuando la persona no tiene otra opción para la generación de ingresos.
Otro hallazgo esperanzador es que nuestros emprendedores son muy jóvenes. Ellos se sitúan entre los 25 y 34 años de edad y con niveles de educación de escolaridad completa. Asimismo, la encuesta revela que los emprendimientos que perduran en el tiempo son de una población más adulta, aunque con menores niveles de educación.
Finalmente, y no por eso menos importante, es la percepción que tienen los emprendedores sobre lo innovador de sus negocios: el 68% de los emprendedores iniciales y nacientes consideran ser innovadores en sus productos y mercados. Los emprendimientos más innovadores están en regiones como Pando, Tarija y Beni. Sin embargo, en los departamentos del eje de nuestro país el ritmo de innovación es menor.
Es interesante observar que la orientación internacional de los nuevos negocios en Bolivia es mínima, únicamente el 5% de la actividad emprendedora temprana está dirigida al mercado externo. Son los emprendedores que residen en Oruro y Tarija los que muestran mayores porcentajes de orientación internacional; mientras que en los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y Beni la orientación es menor al 3%. La razón bien puede estar vinculada con la apreciación del tipo de cambio real en nuestro país.
Con el avance de la tecnología y su socialización en el mundo, sería de esperar que los emprendimientos en Bolivia estuvieran cada más tecnificados. Sin embargo, es preocupante que la mayoría de los emprendimientos utilizan una tecnología con una antigüedad mayor a los cinco años, es decir, obsoleta. Es más, únicamente el 26% de los emprendedores utiliza internet para sus actividades de mercadeo.
El tema del emprendimiento en bonanza económica es el eje central de la investigación en curso, este artículo va a manera de provocación académica. Sin duda, en los próximos días, el debate debe ampliarse, especialmente cuando salga la publicación del trabajo. Estén atentos a su lanzamiento.
Página Siete – La Paz