Monday, January 28, 2019

El arte revolucionario de contemplarse el kururu

Comencemos por las buenas noticias. La gran novedad del discurso informe del  an como referencia comparativa 180 años y en otros, 20 años. Ciertamente estos malabarismos comparativos hacen parte de la nueva matemática del proceso de cambio, donde 90 x 3 = 180.
Entre los resultados sociales se mencionó  la reducción de la pobreza, que habría bajado de 61%, en 2005, a 36% en 2017, un logro destacable si utilizamos la variable mejora de ingresos  como referente de pobreza. Entre tanto, considerando el índice de desarrollo humano, que incluye acceso a la salud, educación y otros indicadores, estamos en el puesto 118, cuando Chile ocupa el puesto 38 de 188 países. En suma, se tienen un poco más de plata pero con sistemas de salud pésimo
También hay que mencionar que una mirada menos politizada nos indicaría que mucha de la nueva clase media  baja o intermedia está en un sector informal, que es muy vulnerable a los ciclos económicos.
Las malas lenguas dicen que las estadísticas son como los bikinis y las mallas, siempre ocultan lo esencial; en el caso del Gobierno, sus informaciones estadísticas y la manera cómo las presenta más bien son como los burkinis, que ocultan casi todo con un manto sobreideologizado y propagandístico.
Cabe también resaltar que el discurso informe estuvo concentrado en los resultados económicos. No se hizo mención a los déficits de democracia e instituciones, temas en los que se ha retrocedido mucho en 13 años.
El mensaje de fondo del informe presidencial es que estamos frente al fin de la historia, versión andina socialista. El modelo aplicado por el Gobierno es el plus ultra de la teoría económica y social. No hay nada más que aprender o cambiar. Descubrimos la cuadratura del cuadrado. Y, por supuesto, hay un único líder, Evo, que puede continuar con los diferentes récords en el Producto Interno Bruto hasta 2025 y el más allá.
La referencia de este tipo de informes siempre es la superación de un pasado neoliberal y atroz. Es decir, siempre miran atrás y su referente más importante también es otra idea del pasado: el nacional desarrollismo, que da vueltas en círculos sobre la exportación de los recursos naturales y sus rentas.
En suma: el gobierno propone congelar los sueños de futuro económico. Convirtió el modelo económico a una categoría de religión y sus resultados en verdades morales. Sólo existe el camino oficial, el resto de ideas alternativas provienen del pantano de las mentiras.
Ahora bien, si nuestro referente de comparación fuera  reinventar la esperanza, explorar nuevos horizontes de desarrollo y brindar a la gente un crecimiento económico que le llegue al cuidado de la familia, que ofrezca mejores ingresos, pero a base de emprendimientos productivos y empleos de calidad; que haga  de los servicios de salud y educación los principales aliados para que las personas tengan una vida productiva, y sana; que posibilite una convivencia armoniosa con la naturaleza para cuidar de la casa común entre mujeres y hombres que vivan en igualdad de oportunidades, derechos e ingresos, pues el informe sería muy pobre porque estaríamos muy lejos de estos sueños.
Ya decía Miguel Ángel: el problema no es ponerse una meta muy alta y no alcanzarla; el problema es colocarse metas bajas y acertar, y pensar que se lo está haciendo espectacularmente mirándose el ombligo o kururu.

Sunday, January 13, 2019

2019: El fin de la religión populista


 Vuelvo a mi trinchera dominguera con la esperanza cargada de muchas ideas y dispuesto a dar la batalla por la libertad y la democracia.  Nos espera un año repleto de incertidumbre política por las elecciones de octubre, en especial sí la ilegal candidatura del oficialismo insiste en tirar por la borda, la voluntad popular de 2,7 millones de personas que dijeron un No rotundo a la reelección.

En términos económico será un año similar al 2018 aunque algunos resultados podrían ser contaminados por la vorágine electoral. Aunque se resiste a reconocerlo, el gobierno ha perdido legitimidad y apoyo social por muchos errores políticos cometidos, por la prepotencia con que impone ciertas políticas públicas, por varios hechos de corrupción no esclarecidos, por el natural desgaste después de 13 años de gestión, pero sobre todo, por el intento de desplegar sus alas autoritarias. No es exagerado decir que el gobierno está arrinconando en su núcleo duro resguardado por la guardia Pretoriana de los cocaleros del Chapare. Entre los pocos tanques de oxígeno político que le quedan, al gobierno, sin duda están ciertos resultados  económicos, como por ejemplo, el desempeño del producto interno bruto (PIB).

En este contexto es fácil concluir que la principal bandera electoral de la ilegal candidatura será la venta del éxito del nacional desarrollismo, o en su versión religiosa, el Evoeconomics, doctrina axiológica que polariza la sociedad entre los buenos e inmaculados compañeros vs. los malos neoliberales y vende patrias. La verdad revolucionaria que nos llevará al reino de luz populista vs. la ponzoña, la cruel mentira de la derecha que busca devolvernos a los sótanos de la historia. En la actual narrativa ideológica se ofrece a los fieles la salvación eterna a través de un feroz consumismo capitalista e informal, coquetamente rebautizada como proceso de cambio. Para nuestros neorevolucionarios, en Bolivia, Marx escribe recto sobre renglones torcidos. En realidad el capitalismo de camarilla creado en torno a las empresas estatales, el extractivismo depredador del medio ambiente y el crecimiento exponencial de la burguesía comercial son la antesala del socialismo local.
 
El Evoeconomics se basa en la inversión pública y la industrialización de los recursos naturales, en ambos casos mirando por el retrovisor de la historia pero poniendo cara de quien ve el futuro. Propone subir la escalera del desarrollo, generando valor a las materias primas. Es la vieja narrativa: el mineral se convierte en un lingote; después se producen clavos, posteriormente se hacen calaminas y, en algún momento del horizonte del proceso de cambio, se llega al automóvil nacional. En el mismo camino, el gas se vuelve polietileno. En suma, es hacer la revolución industrial inglesa con 200 años de atraso. Para la nueva religión, desarrollo económico son grandes obras, monumentos al cemento, es sóviets más electrificación, caminos sin destino de desarrollo, represas que matan el medioambiente, teleféricos que cuestan decenas de hospitales, satélites ciegos, museos al ego, pretenciosos y fálicos edificios. En la cúspide del altar de la nuevo culto está el gran fetiche, el falo del desarrollo: el PIB, frente al cual todos los devotos de la virgen del puño izquierdo en alto, los fieles sacerdotes del horizonte de los santos de los últimos días del capitalismo  y otros exegetas de la revolución  deliran ante las subidas  de la cifra encantada. Inclusive, la religión neoliberal impulsada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) se postra frente a este resultado. Los extremos se encuentran en la fe.

La PIBiofilia extractivista insiste que desarrollo económico es sólo el crecimiento de esta variable y se deleita frente a los espejo de rankigs internacionales: !Oh, la economía que más crece en América Latina!. El narcinacionalismo estadístico se golpea el pecho.  El modelo nacional desarrollista es el fin de la historia y tiene un sólo conductor, el Mesías Morales. Amén.

Obviamente es un sacrilegio sugerir que el ídolo PIB puede que tenga pies de barro. Es una blasfemia alertar sobre los peligros de un déficit público que persiste por cinco años consecutivos y de manera creciente (más del 7% del PIB). Una profanación señalar que el milagro económico se basa en el incremento de deuda externa e interna que ya sobrepasa el 50% del PIB.  Una herejía advertir sobre el daño que provoca a las exportaciones no tradicionales la apreciación del tipo de cambio real. Una afrenta señalar, que para sostener esta fiesta del consumo, nos gastamos más de 6 mil millones de las reservas internacionales. Un ateísmo asqueroso denunciar la falta de políticas de salud y educación. Una anatema imperdonable sostener que en13 años el gobierno confundió, con predeterminación y alevosía, gordura de consumo y riqueza con desarrollo integral. Y una execración denunciar que se gastó más de 60 mil millones de dólares para, de manera muy talentosa, caminar en círculos sobre el modelo primario exportador.

La rererelección ilegal busca congelar el mundo de las ideas, endiosar el PIB, poner fin a la historia, crear un nuevo oscurantismo ideológico y religioso. Pero el año que comienza, es una gran oportunidad para soltarse del yugo populista, se sembrar nuevas ideas para encarar el futuro. Desde aquí seguiremos demostrando que crecimiento del PIB no es igual a desarrollo social integral y sostenible, que los caminos para llegar a este son múltiples, diversos, alegres y coloridos. Bienvenidos al 2019, el año de la liberación.

La dolarización, pros y contras

Javier Milei, el vencedor de las elecciones primarias en Argentina, tiene como centro de su propuesta la dolarización de la economía para ac...