En estos meses es
muy común mirar atrás, hacer los recuentos, las evaluaciones económicas,
políticas, sociales, empresariales, personales y largo etcétera. Es momento también
de las felicitaciones navideñas y los buenos deseos. Humildemente prefiero
mirar al futuro y ver quienes serán los protagonistas de los próximos capítulos
de la novela de la vida económica, política y social. Hasta ahora tanto la
agenda nacional como internacional está dominada por la violencia, la crisis
económica, la intolerancia, el oportunismo, el autoritarismo, el terrorismo estatal
y de grupos de diversa índole. Por su puesto que también hay una agenda, local
y mundial, muy positiva y esperanzadora. Saludo y me adhiero a ella y en esa
dirección quisiere destacar el trabajo de los y las emprendedoras, de los y las
militantes de la innovaciones económicas, sociales o empresariales que hacen
que la vida sean mucho mejor y a veces inclusive más justa.
En general, las y
los emprendedores son como niños(as) grandes que creen en cosas imposibles,
únicas y mágicas. Que creen en la constante renovación de ideas y la rotación
de las personas. Imagínese que alguien en la infancia hubiese querido imponer
el mismo juego y seguir siendo el eterno líder de la diversión. Simplemente se
le diría: “Uy que
aburrido, que flojera! Tu otra vez con misma cantaleta creyéndote el sol y la
luna”. Y se pasaría al siguiente juego.
Crecer es adaptarse
al mundo, cuando alguien completa este proceso se dice que sentó cabeza. Las
emprendedores (as) maduran pero mantienen dosis de de insensatez creativa juvenil
importantes, esto les permite realizar proyectos y actividades que hace que la
humanidad avance, que haya progreso en la ciencia y el conocimiento. Ayudan
para que la vida sea dinámica y fluya el
progreso en todo los ámbitos.
Mantener el niño(a)
creativo en el alma de un adulto es un desafío que se alimenta de sueños
grandes, de mucha fé, de cataratas de esperanza, de un gran espíritu de
superación, del cultivo del poder de la mente, de la apuesta en la creatividad.
Los grandes emprendedores son niños(as) eternos.
Pero el emprendimiento
no es sólo un tema de actitud, la creación del ecosistema, para que se
desarrollen los revolucionarios de las ideas y la acción, también es
fundamental. La profesora Tina Seelig del Massachusetts
Institute of Technology (MIT) sugiera
una maquina de la innovación de seis componentes. 1) El desarrollo de la
actitud ya explicada en los párrafos anteriores. 2) La acumulación de conocimiento
y nuevos saberes a través del estudio y el trabajo. El conocimiento es la
gasolina de la imaginación. Sin una comprensión de la historia, sin una lectura
adecuada del entorno, sin herramientas técnicas básicas no surge la luz de la
imaginación. 3) Esta última para que no se queda en la estratosfera de los
buenos deseos requiere catalizarse en nuevas ideas. Conocimiento e imaginación
deben convertirse en productos y servicios concretos para transformar todos los
ámbitos de la vida. 4) El ecosistema también requiere de recursos tanto públicos
como privados para que las ideas se vuelva planes y después empresas de índole social
o económica. 5) El desarrollo de la cultura emprendedora es una tarea de largo
plazo, en especial en un país donde la cultura rentista, vinculada a la
explotación de los recursos naturales, es fuerte y domina el imaginario social. El
desafío es construir una nueva geografía de creencias y valores asociados a
promover el cambio y la innovación en todos los ámbitos, especialmente en el
político.6) Finalmente esta el hábitat que acuna la creatividad. Este se
desarrolla en los hogares, las escuelas, las universidades y todos los espacios
donde se construye la dirección ideología de la sociedad, que ciertamente requiere
refrescase radicalmente con nuevas actitudes e ideas.
El 2016, la Escuela de la Producción y la Competitividad
del Universidad Católica Boliviana, iniciara la construcción de esta máquina de
la innovación, la casa mayor, el hábitat de los creativos y emprendedores de nuestra
comunidad. Será un espacio de trabajo
colectivo, un Cowork académico. Bueno, ahora
hago una pausa. Les envío a todas (os) un abrazo repleto de creatividad y
emprendimiento por las fiestas de fin de año. Nos vemos en enero.