Sunday, September 20, 2009

Un año despues

Para una evaluación más precisa de lo que nos dejó la crisis en los últimos 12 meses dividiremos nuestro análisis en los impactos de corto plazo, en aquéllos de orden más estructural. A estas alturas del campeonato sabemos que nuestras exportaciones bajaron en un 27% hasta mediados del 2009. Y no se vislumbran cambios hasta fin de año. Particularmente duras fueron las reducciones, tanto de precios como de cantidades de nuestro producto estrella: el gas natural. También, el valor de nuestras exportaciones no tradicionales se contrajo de manera significativa, 19% respecto al primer semestre del año pasado. De igual manera, cabe resaltar la contracción de las remesas internacionales. En promedio, los bolis que viven en el exterior enviaron menos un 9% con relación al primer semestre del año pasado. Una observación más precisa de los datos, además, revela que los migrantes que mandaron menos plata fueron los que viven en España (15% menos que el 2008) y Estados Unidos (25% menos que el 2008). Los migrantes de Brasil y Argentina enviaron más divisas. Por lo tanto, el impacto de esta contracción de remesas es diferenciado a nivel regional. Cochabamba y Santa Cruz se verán más afectados porque sus hijos, que viven en la Madre Patria y en gringolandia, enviarán menos morlacos.

A un año de la crisis internacional, también podemos afirmar que la deuda interna creció de manera significativa, superando con creces a la deuda externa. Lo que el Estado boliviano le debe a empresas y ciudadanos bolivianos bordea los 5 mil quinientos millones de dólares. Alrededor de 3 mil millones de dólares fueron el costo de protegernos de la lluvia de dólares de los años de bonanza (operaciones de mercado abierto); ahora, en el periodo de vacas flacas, se debe honrar los intereses de esta deuda. Los otros 2,500 millones corresponden a la deuda interna de largo plazo administrada por el Tesoro de la Nación.

En el sector público, como producto del shock externo negativo de precios, bajaron nuestros ingresos y los gastos se mantuvieron altos y rígidos. Es muy probable que al año registremos un déficit. En este caso, el Gobierno, con buen criterio, optó por reactivar la demanda interna. La inversión pública ofrecida, en el 2009, fue de 1,800 millones de dólares, aunque sus niveles de ejecución aún son bajos. Así mismo, proliferaron los bonos, como el Dignidad, Juancito Pinto y Juana Azurduy de Padilla. Estas políticas keynesianas populares ayudaron a atenuar la crisis económica, aunque hay dudas de su sostenibilidad en un contexto de menores ingresos.

Otra variable que ha cambiado en los últimos 12 meses es el tipo de cambio. Después de más de 20 años de tener un tipo de cambio flexible y fluctuante. A mediados del 2008, el Gobierno optó por mantener el precio de la divisa extranjera en torno a 7 bolivianos por dólar, esto produjo una apreciación del tipo de cambio real que perjudicó las exportaciones, especialmente las no tradicionales, que fomentó ampliamente las importaciones. Este hecho que contribuyó a la consolidación y crecimiento de una dinámica economía informal, que representa el 70% de la economía boliviana, y que constituyó un colchón importante para la crisis que afecta al sector formal.

El comportamiento de tipo de cambio nos permite hacer la conexión a los impactos de orden estructural, año de la crisis. La apreciación cambiaria tan defendida, no es más que un síntoma de la enfermedad holandesa, fenómeno económico que hace que la economía tenga un efecto riqueza de corto plazo, sobreconcentrándose en la producción y exportación de recursos naturales. Este fenómeno provocó, en algunos casos, desindustrialización y en otras inhibición del desarrollo productivo de otros sectores que no sean gas o minerales. En términos de perfil exportador, el reloj de la historia se fue para atrás, hasta 1930. Hoy como ayer, el 80% de nuestras exportaciones son recursos naturales y tan sólo un 20% son productos no tradicionales. Volvimos a ser una economía monoproductora y muy vulnerable a los choques externos. La vuelta al modelo 80-20 también consolida la actitud rentista en la sociedad y política boliviana.

2 comments:

David Navarro said...

El gobierno, específicamente el ministro Arce C., viene defendiendo lo acertado de haber conseguido la acumulación de las RIN con las que se cuentan a la fecha. Quisiera saber de que manera este nivel de reservas ha impactado la economía del país. Qué posibles efectos hubiéramos sufrido de ser las RIN del nivel que eran cuando el último gobierno neoliberal estaba en el poder. Me parece importante entender esto puesto que el oficialismo nos hace recuerdo de estas RIN en cada discurso que hace.

Gonzalo Chavez said...

Las RIN no fueron una decison politica, si no resultado de los excelentes precios de las materias primas y el aumento del envio de remesas internacionales. Toda America Latina acumulo reservas, esto es suerte, nada mas. Ahora, cual es la disponibildad de estas reservas. Bueno a las 8 mil, hay que restarle 1000 que le prestaron a YPFB, otros mil esta en reservs en oro.

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