Desde hace
dos años, aproximadamente, se vislumbra un deterioro del contexto
externo. Lento crecimiento de los países desarrollados y crisis en los
BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Todo indica que el súper ciclo de
los precios de las materias primas, iniciado en el año 2006, ha
terminado. En los últimos tiempos, el valor mundial de las materias
primas, en especial del petróleo y los minerales, han bajado
significativamente. Está en curso un choque externo negativo de ingresos
que afectará, sobre todo, a las economías basadas en recursos
naturales, como la boliviana. El futuro es incierto y la pregunta
central es cuánto durará este periodo de vacas flacas.
Frente a
estos hechos, el Gobierno nacional ha pasado por varias fases. En un
primer momento, ante el contundente deterioro de los precios de las
materias primas en el mercado internacional y muchas voces críticas que
alertaban del problema, se impuso la estrategia de la negación. Se
revivió una vieja frase del general Banzer, quien, frente una situación
parecida a finales de los años 70, dijo que la economía boliviana estaba
blindada.
Desde el árbol del poder se insistía que aquí no pasaría
nada. La política de avestruz neorevolucionaria se reflejó en el precio
del petróleo que se estableció para el Presupuesto Nacional de 2015, un
petulante 80 dólares por barril.
La máquina de propaganda se
alineó a la teoría del blindaje y, como de costumbre, se lanzaron cobras
y lagartos contra todos aquellos que levantaban otras hipótesis menos
optimistas. Los mimos y piropos de organismos internacionales, como el
Fondo Monetario Internacional, reforzaron el narcisismo macroeconómico
oficial. El espejo era más fuerte que la realidad de los hechos.
Pero junto a la negación, el Gobierno montó un esquema gigante de
sustentación de la demanda interna, un keynesianismo criollo financiando
por más de 6.200 millones de dólares de inversión pública y diversos
mecanismos para obligar, en algunos casos, e incentivar, en otros , al
sector privado ha invertir masivamente.
La aceleración del motor
interno sería suficiente para pasar la crisis, que se negaba que
existiese. La coherencia nunca fue un atributo del régimen, pero a quién
le importa este detalle cuando se está haciendo la revolución más
inspirada en Maquiavelo que en Marx. Pero los hechos son caprichosos y
todo lo que sube en el capitalismo de periferia debe bajar. Cabe
recordar que el deporte favorito en la plaza Murillo es hablar mal del
perverso sistema, pero fomentarlo, con furor juvenil, desde los sótanos
de la economía informal.
La vanguardia revolucionaria está en el
comercio y en los servicios legales e ilegales. ¡Importadores,
comerciantes, mercachifles, khateros del mundo uníos¡ Arengan desde
los palcos del proceso de cambio. Para ello, el tipo de cambio nominal
seguirá fijo y el boliviano continuará apreciado.
La segunda
fase tiene fecha y hora de inicio. El 6 de agosto, en su mensaje informe
a la nación, el Primer Mandatario anunciaba que la caída de ingreso por
exportaciones en 2015 alcanzaría los 2.500 millones de verdes. Se
iniciaba la etapa de aceptación de la crisis y de denuncia de la
conspiración internacional.
Pero los datos que el Gobierno no
controla también son testarudos: sólo en el primer semestre del año en
curso, las ventas al exterior cayeron en 2.000 millones. Así que esperar
que en la segunda mitad del año sólo perdamos 500 millones era, por
decir, lo mínimo, lo tierno, en especial si a inicio del segundo
semestre el precio del petróleo se situó por debajo los 40 dólares y las
perspectivas, hasta fin de año, continúan poco alentadoras.
Si
bien el motor de la demanda interna está funcionando, no hay que olvidar
que funciona con gasolina externa. Buena parte de los ingresos del
Gobierno viene de los impuestos de las ventas de gas natural. Se
tendría dinero para dos o tres años, a lo máximo, pero si la caída de
ingresos tiene un carácter persistente en el mediano plazo, apostar a
impulsar el multiplicador keynesiano - que convierte cada boliviano
gastado por el Gobierno en 1,30 morlacos - no será suficiente.
Consciente de esta limitación, el Gobierno entra en una tercera fase
frente a la crisis: la propuesta del ajuste de los cinturones. Se
anuncian reducciones de ingresos para varios departamentos y medidas de
austeridad. El lado neoliberal del Gobierno sale del armario.
En
todo este proceso, el encargado de dar las malas noticias es el
Presidente, candidato a líder vitalicio. En cuanto el equipo económico,
éste sigue con un entusiasmo de corta palos junior sobre el futuro de la
economía boliviana.
Parece razonable racionalizar los gastos,
pero nos invade un Illimani de preguntas: ¿por dónde comenzar? ¿Se dará
el ejemplo desde la cúspide? ¿Se dejará de gastar las millonadas en
propaganda y viajes? Cómo acto simbólico, ¿se detendrá la construcción
del nuevo palacio para el líder eterno? ¿Cómo será el corte de los
gastos: del tipo carnicero que elimina todo de un sopetón o del tipo
cirujano que preserva las inversiones y gastos sociales? ¿O estamos
frente a una más de las operaciones de prestidigitación de los maestros
del "aquí lo puse y no parece”? ¿Estaremos frente a un aterrizaje suave o
fuerte de la economía boliviana? ¿Cual será la cuarta de fase? ¿Echarle
la culpa al maldito imperio, a la ponzoñosa derecha y a los opinadores
kenchas? Ciertamente la novela continuará.
Análisis económico y otras latitudes de la vida y el pensamiento
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1 comment:
No creo tanto que se venga un choque negativo externo, William Dudley de la Fed de Nueva York remarco que la economía estadounidense se esta comportando bastante bien y aseguro que probablemente suban los tipos de interes si se mantiene la tendencia.
Si la economía no estuviera tan bien no pensarian pues en subir las tasas, claro los conspiranoicos y opinadores quenchas falta que digan en sus alucinaciones que William trabaja para el Evo, por favor, o que trabaja para el proceso de cambio.
El crecimiento de la economia estadounidense termina de jalar como los vagones de tren a los otros países en vías de desarrollo y en subdesarrollo.
Las continuas bajadas en los mercados bursatiles es fruto de la especulación excesiva y culpa de los opinadores quencha.
Yo diria mas bien que se viene un choque positivo externo no negativo.
Los de la Fed no estan locos para provocar una recesión, saben lo que hacen, no van a subir los tipos si supieran que la subida de tipos va a ocasionar una recesion, claro la bolsa de valores tal vez no interesa mucho, la bolsa podria subir porque mañana Kim Kardasian se saca el calzon o cualquier boludez, o porque Clinton escribe un tuit, no puede ser es el colmo.
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