Monday, September 3, 2018

Empresas Estatales Crisis en el paraíso?

Nuestra historia económica transcurre de manera pendular. En ciertas épocas, son el mercado y el sector privado los que comandan el ciclo económico. En otras, como en la actualidad, el Estado y las empresas públicas son los baluartes del desarrollo. Esta es una dicotomía ideológica simplona. Sólo es cambiar la propiedad de las empresas - y poner a los descendientes de Adam Smith o a los hermanos revolucionarios seguidores de Che- para que las cosas comiencen funcionar automáticamente. Sin embargo, la realidad de los hechos es caprichosita. Concentrémonos en el análisis de las empresas públicas.

El Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) elaboró un documento sobre el desempeño de algunas empresas públicas que ha generado mucha polémica. “Más ruido que nueces. Análisis de los emprendimientos empresariales del proceso de cambio”. Entre las conclusiones más interesantes de la investigación, de Julio Linares, está que estos emprendimientos estatales habrían arrojado pérdidas de 1.993 millones de bolivianos o 250 millones de dólares en el periodo 2007- 2016. Entre las empresas que más perdieron, en millones de bolivianos, están: Emapa (-885,9), Mi Teleférico (-287,9), Enatex (-283,2), Agencia Boliviana Espacial (-249,6) -uta, qué nombrecito, ¿no? Ya me sentí en Marte- y San Buenaventura (-147,6). Es decir, problemas en el paraíso.

Como era de esperar, el Gobierno echó el grito al cielo con más acusaciones y descalificaciones que datos o información que contesten el estudio. Otra actitud tuvo el Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas (SEDEM), que compartió toda la información de las empresas bajo su tutela, que, para el caso del estudio que comentamos, son dos: Lacteosbol, que sí registra utilidad acumulada, como también lo muestra la investigación del CEDLA, y Cartonbol, donde se registran pérdidas acumuladas, pero que entre 2015 y 2017 ha mejorado su desempeño.

Los otras cuatro empresas en funcionamiento y bajo tutela del SEDEM también muestran rentabilidades positivas; además, tienen impactos sociales relevantes. Crearon 7.000 empleos directos e indirectos en 2017, generaron impuestos por 49 millones de bolivianos y promovieron cierta diversificación productiva.

El SEDEM es una incubadora de empresas estatales que da condiciones de arranque muy favorables a sus proyectos, como ser: capital inicial gratuito (donaciones), créditos subsidiados (préstamos a interés del 1% al año) y fuerte asistencia técnica, entre otros. También garantiza un mercado institucional para las empresas. Las compras estatales pueden representar entre el 20 y 60% del mercado para estos emprendimientos, como es el caso del subsidio y desayuno escolar. Éstos son particularmente importantes para las empresas de alimentos.

Las empresas incubadas muestran interesantes proyecciones, hechas por PwC en el papel, una vez que se gradúan del nido. A futuro, el valor promedio de mercado sería 4,7 mayor que el capital invertido. Pero sólo el tiempo y la competencia con el sector privado darán su veredicto final. Por definición, en una incubadora no hay bebés feos. De adultos es otra cosa. Muchas empresas creadas en el pasado se mostraban prometedoras al principio, pero retirados los subsidios y los ambientes de protección, no les fue bien.

Pero el estudio del CEDLA trata marginalmente a las empresas de la incubadora estatal. Se concentra en empresas públicas de mayor tamaño y en contextos institucionales muy diferentes. Aquí, al contrario del SEDEM, existe un hermetismo prusiano sobre los datos. No encontré balances o estado de resultados auditados de Emapa, Mi Teleférico, Enatex y las otras. Me consuela saber que tampoco el Ministerio de Economía y Finanzas consiguió datos para las empresas públicas. En un estudio realizado en el 2017, titulado Las empresas estatales en el nuevo modelo económico, usó partidas presupuestarias ejecutadas y no los estados de resultados para hablar de la rentabilidad de las empresas.

Empresas estatales maduras tienen dos criterios de evaluación: 1) la rentabilidad, que según el estudio del CEDLA sería negativa en Bolivia, y 2) la creación de valor social, que el Gobierno dice ser grande, pero muestra sólo indicadores muy agregados, incompletos y demasiado contaminados por la propaganda. Resolver la tensión entre retornos financieros y creación de valor social y público (generar empleos, crear y dinamizar cadenas productivas, generar consumo, apoyar a productos nacionales, promover desarrollo tecnológico, pagar bonos sociales, etcétera) es el desafío más complejo de las empresas estatales.

En la historia boliviana, sólo en casos muy excepcionales se logró un equilibrio entre ambos objetivos. Muchas empresas terminaron en grandes pérdidas, corrupción, ineficiencia y destrucción de valor social.

Con este marco conceptual veamos dos casos. De acuerdo al CEDLA, Emapa es la empresa que más pierde. Tengo la impresión de que también destruye valor social a raudales. Es una agencia de empleos que distorsiona el mercado de alimentos con criterios políticos. Existen también grandes dudas sobre su transparencia.

Mi Teleférico, sería el caso de una empresa que pierde pero que podría estar generando un gran valor social. La rentabilidad es de muy largo plazo porque la inversión es alta, los costos son elevados (reposición y mantenimiento, personal y energía). Y es altamente probable que el transporte por cable sea siempre subsidiado.

El tema de las empresas públicas es complejo y diverso. El estudio de CEDLA abrió la puerta del paraíso, urge un debate informado y técnico.

Gonzalo Chávez A. es eco

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