Monday, November 9, 2015

El Baile del Repeton, el Diccionario del No y el sabio consejo de un chino.

Primer domingo que sabemos que el 21 de febrero debemos ir nuevamente a votar. Estaremos frente al siguiente dilema: por un lado, ver si somos una democracia madura que respeta la regla básica que dice: que no se legisla para atender intereses personales del gobernante, como por ejemplo cambiar la Constitución para buscar la propia reelección, y por otro lado, ver si somos una republiqueta donde un grupo, que concentra el poder económico y político, inclina la cancha institucional, jurídica y financiera a su favor para organizar una consulta donde todo todos los astros son alineados a su beneficio: los recursos económicos, el aparato del Estado, los medios de comunicación, el árbitro y un largo etecetera. Así con el sartén y los huevos ya fritos se busca imponer poner de moda el repetón, una especie de reguetón político andino, donde el gustito del poder está precisamente en el repete, at infinitum, de la misma música.

En la mesa del debate está la vieja dicotomía entre la democracia entendida como certidumbre y estabilidad en las reglas de juego e incertidumbre en los  resultados (Adam Przeworski) o la democracia como el eterno baño de masas manipulado, origen último de la voz del pueblo, que es soberano para cambiar todo, especialmente aquello que le interesa al líder, porque éste define quien es pueblo y lo que hay que oír de éste.

Cabe también mencionar que es legal y legitimo cambiar la Constitución para mejorarla en muchos sentidos, pero no para beneficio propio. Los cambios que se hagan se aplican para futuras gestiones.

Entre los que están a favor de quedarse en el árbol del poder se escuchan argumentos muy curiosos pero muy efectivos, porque la política ha pasado a ser dominada por chamanes y curacas que lanzan los conjuros para los milagros instantáneos. Los maestros del sofisma y la prestidigitación de la consigna y la  propaganda simplona están en la cancha. Dividen al mundo del imaginario político nacional en dos lados contrapuestos. Han convertido la angurria por el poder en una cruzada épica, casi mística. El país sólo puede sobrevivir con un líder, un candidato a la cuarta reelección por el momento, pero, sobre todo, un candidato a estatua de la historia del culto a la personalidad. Yo soy el Estado, yo sólo soy el proceso de cambio, sólo existe una persona que tiene el monopolio de la sensibilidad social y saber ancestral. Hay un solo elegido. Es nuestro Luis XIV de la era de internet, depositario divino de la estabilidad celestial y del crecimiento económico constante y, sobre todo, sonante en los bolsillos de la patria rentista y del aquelarre del comercio informal. Es la epifanía del nacionalismo más puro. Es la única avenida hacia el socialismo de amiguetes coquetamente bautizado del proceso de cambio. Donde, en la fotografía macroeconómica, luce muy  bien para el aplauso de las suegras de  cooperación internacional. Orgullosos como humintas recién horneadas, frente al espejo, confundimos gordura de consumo con musculatura productiva, pero cuando vemos nuestra tomografía, o sea evaluamos lo que pasa dentro del cuerpo económico, seguimos siendo una economía primario exportadora y rentista, que navega en un mar de informalidad y escasa productividad.     

Del otro lado del río en el mundo político bipolar en construcción, es la vuelta a la oscura noche del neoliberalismo más atroz y de la sempiterna inestabilidad. Es el reino del capricho de unos cuantos oligarcas, es el caos de los apátridas que nos harán volver a los tugurios inmundos de la recesión. Son los lacayos que preparan la vuelta del dragón del imperio.

La complejidad de la realidad social, económica y política ha sido reducida al lenguaje binario, 0 o 1, Sí o No. No hay espacio para el matiz, el chanfle, el arcoíris, la ponderación reflexionada, la duda razonable, para los miles de tipos de "nos” que pueden existir, que no necesariamente significan retrocesos, negación de lo avanzado, derrumbe de los logros, conspiración o desconocimiento del trabajo del líder. Un no simplemente puede significar un acto de vida, respirar nuevos aires, porque los caminos del cambio, que todos queremos recorrer, son diversos y floridos con nuevas esperanzas, que se alimentarán de los bien sembrado campos, pero que  también podrán proponer nuevas esquinas de ilusiones, donde se hicieron mal las cosas.

 "No” es una palabra sencilla, de dos letras, que es muy parecida en muchos idiomas, pero su taxonomía emocional, política  y legítima es muy grande. El "no” puede ser multicolor, de los más amables a los más rotundos, bajo un principio sencillo: el cambio y rotación es la esencia de la vida y más aún de la política.

A seguir propongo la construcción colectiva de un Diccionario del No, con el respeto que todo ciudadano se merece sí hizo un buen trabajo, pero fallo en muchas cosas. Con el respeto que se merece la gente que sabe cumplir sus ciclos. Un gran jugador sabe cuando colgar los cachos y cumple su palabra. Pero también con la alegría de aquellos ciudadanos lo que creemos que  decía la Mecha Sossa “Cambia, todo cambia. Cambia lo superficial. Cambia también lo profundo. Cambia el modo de pensar. Cambia todo en este mundo. Cambia el clima con los años. Cambia el pastor su rebaño. Y así como todo cambia. Que yo cambie no es extraño”. Pero  lo único que no cambia es el amor por nuestra patria, porque también nosotros sabemos amar el terruño así lo demostramos desde muchas trincheras del día a día y no aceptamos que nos clasifiquen como “los otros” con la lluvia de adjetivos a los que están acostumbrados los dueños del poder. Tenemos voz, principios y derechos.

Este Diccionario fue elaborado colectivamente. Van algunas de las perlas propuestas por el pueblo cibernético.

No así pues cumpa, olvidando promesas y compromisos hechos anteriormente de no volver a postularse.

No ahora, pueden volver después de una gestión, como manda la Constitución.

No, gracias, el país tiene muchos líderes, inclusive en el oficialismo.

No te hagas, no eres el único, aunque eres bueno para algunos.

Janiua o mana,  hermano, en nuestras comunidades siempre rotamos.

 ¿Jóvenes revolucionarios no tienen otrito? Que descanse el jefazo.

Naranjas de la China, no creo que en el repete esté el gustito; diversificar y probar otras frutas siempre es bueno.

Nica brother, un buen DJ sabe cuándo parar la fiesta.

Fija voy a votar por el sí, ¿yaaaaa? Sí, pero no, lo más seguro es quién sabe.

Ni se te ocurra ¿y si pierdes?

Negativo, aquí móvil 8.
                                       
Nicaragua, sin Somosa ni Ortega y su amigo.

No. ¿Y si me duele después?

Te agradezco, pero No.

No es que no estoy queriendo, no estoy pudiendo.

Después de que te enteras que Darth Vader es tu padre) ¡NOOOOO!

¡!Ay no!! que van a decir de mi

No puej pariente

Recio eres, pero No hermanito

No Way! JoseEvo

No chingues

Si pero No

Está difiiiiiiiiilllllllll.

Nooo, no somos ni Romero ni Julieta, aquellos que lucharon por su amor.

No, Ya pasó Halloween, papito

No, salvo que te heches una chilenita, en el ámbito de la liga de futbol de Villa Victoria

Y hay decenas que los encuentras en mi facebook, perdón por no poder todas la brillantes contribuciones.


Ahora cerremos con el consejo del amigo chino Wauid Wawaleta  que dice "se quele la le-le-le-le elección, tome viagla”.

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