Monday, November 27, 2017

Creando un océano azul para la política

En el ámbito empresarial una compañía navega en un océano azul cuando ha sido capaz de elaborar una estrategia diferenciadora que le permite ser la única en el mercado, disfrutando de prestigio y buenos retornos. Contrariamente, las firmas están en un mercado de océano rojo cuando compiten duramente sólo en base a la reducción de costos.

 Veamos un ejemplo clásico y pionero de estrategia de océano azul. El circo como oferta de diversión para niños y jóvenes tiene centenas de años. El modelo de negocios de este tipo de entretenimiento ha cambiado muy poco. El espectáculo mostraba siempre animales maltratados, trapecistas subidos de peso y payasos sin gracia. Los circos estaban en la competencia del océano rojo, bajando el costo de las entradas y viajando a pueblos pobres. Hasta que llegó el Circo del Sol (Cirque du Soleil), que cambió completamente la propuesta de valor;  se atrevió a ser diferente y reinventó el circo mezclando varias artes: teatro, ópera y danza, ampliando su oferta de entretenimiento a toda la familia. Se volvió el único circo de calidad mundial, con una estrategia de diferenciación.

Entonces, una estrategia de océano azul no toma las condiciones de la industria como dadas; contrariamente, cambia éstas a su favor. Asimismo, una buena estrategia no busca derrotar a la competencia, sino hace que la competencia sea irrelevante. Además, el camino de océano azul se focaliza en crear y capturar una nueva demanda, y no pelear por los consumidores existentes. Es decir, está preocupada con los “no clientes”. Finalmente, no por eso menos importante, este tipo de estrategia  también busca simultáneamente la diferenciación de su producto o servicio y un bajo costo.

 Ahora bien, ¿es posible crear océanos azules en el ámbito de las propuestas políticas? Le propongo que justamente aplique esta metodología al leer este artículo y abra su mente, piense diferente.


Sostengo la hipótesis que a más de un año de las elecciones para Presidente en Bolivia, el mercado de la política tiene las característica de un océano rojo.   El mercado de la política está sobre saturado por una propuesta oficialista que no ha cambiado en 11 años y que ha cansado a un grueso sector de la población. En cuanto las ideas alternativas de la oposición, son muy fragmentadas, reactivas a lo que dice y hace el Gobierno. Se focalizan en la denuncia de los atropellos de diferente índole del Gobierno antes que en las propuestas alternativas  y no tienen creatividad.

 Ambas propuestas compiten por los  mismos grupos de votantes que, a rigor,  ya tienen definido su apoyo a una u otra opción. Se disputan, palmo a palmo, un mercado cada vez más pequeño del voto duro, aquel que es fiel a muerte. En un mar rojo, el objetivo central es destruir al oponente. Además, los costos de ofertar las mismas ideas son más costosos. Piense en el dinero que gasta el Gobierno en propaganda, para intentar convencer a gente que cada vez les cree menos. Sólo predican entre convertidos, gastando mucho dinero. En la caso de la oposición, también enfrenta elevados costos para difundir sus ideas. En suma, estamos en un mar rojo en el mercado de la política.

Es poco probable que desde el Gobierno se presente una propuesta novedosa, tiene congeladas las ideas por la lógica mantención del poder;  por lo tanto, el desafío está en la cancha de la oposición.  Entonces, ¿cómo podría ésta encaminarse a una estrategia de océano azul? Primero, no debía tomar nada como dado en la coyuntura actual, dejar de ser reactiva a lo que dice el Gobierno, proponer cambios creativos en el modelo económico social y político; es decir, buscar su propio Circo del Sol de las ideas políticas. Hay un mundo gigantesco de sueños y propuestas de desarrollo económico y social que explorar, contrariamente al “fin de la historia” que propone el oficialismo.

 La estrategia debe enfocarse en los dolores de los ciudadanos que se deben atender (seguridad ciudadana, empleo de calidad, respecto a la naturaleza, acceso a la tecnología y muchos otros) y las alegrías (más democracia y libertad) que hay que reforzar. El objetivo es hacer irrelevante la competencia política, concentrándose en una nueva propuesta de valor. Así superar el mercado del voto duro de oposición y oficialismo.  Buscar a los “no votantes”, a los ciudadanos que tienen otros sueños, que piensan que otra Bolivia es posible; es decir,  crear y capturar nuevos votantes y no pelear por los mismos.

Finalmente, se debe buscar la diferenciar radicalmente la propuesta. Ésta debe ser creativa en extremo, conectarse estructuralmente con la gente y  ser difundida a un costo muy bajo, para eso están las redes sociales.

 Aquí me enfoco en la metodología de la estrategia de océano azul, el desarrollo de los contenidos ideológicos, programáticos  y las propuesta concretas son tareas colectivas pendientes que deben desarrollarse. ¿Le parece descabellada la idea de usar técnicas del mundo del emprendimiento y la empresa para pensar la política?  Pues le comento que siguiendo este camino, jóvenes políticos, como Justin Trudeau en el Canadá y Emmanuel Macron en Francia, tuvieron mucho éxito. Así que no cuesta nada pensar diferente y buscar una estrategia política de océano azul para Bolivia.



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