En la coyuntura actual, nada provoca más polémica que el pago o suspensión del segundo aguinaldo (2A). En
realidad, se ha convertido en un dilema que atraviesa miles de corazones ciudadanos
y toca las fibras más frías del Leviatán criollo. Para comenzar la saga del 2A permítanme
un breve recapitulación y evaluación integral de esta medida, rescatando frases
de amor que, según mis amigos del Facebook, habrían inspirado este cañonazo de
marmaja. El título de esta columna me lo
sugirió Miguel Angel Cárdenas.
El 2A pretende ser una política pública distributiva
(pero sólo aspira, como veremos adelante) que se implementa toda vez que la
tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) - es decir, la riqueza
generada por toda la economía boliviana en un año - es igual o sobrepasa el 4.5%.
Cabe recordar que este es un parámetro artificial
porque es un promedio de lo que pasa en varios sectores, que en algunos casos crecen
por encima de este valor y en otros por debajo. Veamos este problema, con los
datos de crecimiento económico desagregados del 2015. Este año, el crecimiento
promedio fue de 4,85%, y los sectores que podrían pagar el 2D, sin mosquearse,
serían Agricultura que creció al 5,12%; la Manufactura que pasó raspando con un
crecimiento 4,58%, pero dentro de este sector, quienes ciertamente pidieron pita
fueron fueron los sectores de textiles (D 1,77%) y madera (D 2,94%), por ejemplo. La minería
y la industria de hidrocarburos decrecieron en -1,38% el año pasado y
ciertamente se endeudaron para pagar el 2A. A otro sector que le fue regular
fue a comercio que creció al 4,35%. La construcción (D 5,36%), los servicios
financieros (D 9,25%%) y sobre todo, a los servicios de la administración pública (D 9,37%) les fue de
maravilla. Los datos proviene del INE, por si acaso, no de la odiada suegra del
FMI. Siguiendo la regla del gobierno es fácil identificar quienes pudieron y
quienes no, pagar el 2A. Pero esta es una aritmética política falluta porque
cree que un neorevolucionario podría meter su cabeza en un horno y sus pies en hielo, y decir que en
promedio se encuentra bien. En el mundo económico, es esta lógica es equivocada
y está matando a muchas empresas que se ven obligadas a cerrar o correr a los
brazos de la informalidad. O como dice Enriqye Alpire: “Crezca o no la
economía, tu tendrás tu 2D”. En la política y el amor oficialista no se aplican
las odiosas leyes de la matemática.
Esto último nos da pie para recordar que el 2A
es obligatorio sólo para el sector formal de la economía. Cabe recordar que tan
sólo el 20% de la población económicamente activa de Bolivia está en este
sector, el resto de los trabajadores sobrevive en el reino de la informalidad
donde, muchos ni siquiera, reciben el primer aguinaldo. La distribución de renta
propiciado por el proceso de cambio es para unos pocos y nos es sostenible, en
cuanto la mano invisible se encarga de las grandes mayorías. Según Mario
Camacho se trata de un bono ciego, yo ampliaría, se trata de una política pública ciega de un ojo y medio que
se convierte en un gran incentivo para que los empresarios, asfixiados por los
costos laborales, se refugien, total o
parcialmente, en la economía paralela o simplemente cierren las puertas. Es
populismo de corto plazo que mata el empleo productivo de largo alcance, y que confirma
que en Bolivia, la informalidad es la fase superior del capitalismo de camarilla
y bajo el patrocinio de los camaradas contemporáneos de Mao. Sólo el comercio
de baratijas nos hará libres y desempleados, o como dice Carlos Terrazas E. “Mi
amor me dieron mi 2D y mi carta de despido”.
Para que no digan que soy un mal agradecido que
reclama del 2A pero le encanta gastarlo, debo declarar que creo en el pago de incentivos
o en sistemas que comparten riqueza, pero estos deben estar conectados a la productividad
de los factores de producción. Si la productividad media de los trabajadores
aumenta en la empresa o la economía, no hay la menor duda que esto debería ser
remunerado. O como dice el Sebas Peredo: “Amor, me cumples y tendrás tu 2A”
Ciertamente más allá de las inconsistencias
del 2A, también este coloca dilemas profundos y difíciles para el gobierno, tal
vez eso explique el retraso de la entrega de las cifras de crecimiento del PIB
y la molestia con el dato presentado por el FMI, que dice que el producto, en
el 2016, sólo crecerá al 3,7%. Pero antes que Usted quiera cortarse la venas
con hojas de lechuga, y decirle a su media naranja: “Amor, este año sólo hay
sopa, y no segundo” (Claudia Campanini) debo tranquilizarlo y decirle que esa
no es la información que usa el gobierno para pagar el 2A, primero deben ser
datos del INE y segundo, los periodos no son comparables. Los malditos del FMI estiman,
la variable en cuestión, de enero a diciembre, en cuanto el gobierno mide el
PIB de septiembre del 2015 a agosto del 2016.
Pero volvamos a los dilemas del gobierno. Pagar
el 2A, en el keynesianismo de guitarreada que impera en el país, sería reactivar
la demanda interna nacional, no importa si mucha de esa plata se va fuera del
Bolivia, porque, al hacerlo mueve el
comercio. Además cae al pelo para enfrentar el shock de ingresos negativo que
vive la economía boliviana debido a la reducción de los precios de las materias
primas. Pero por otro lado, hay dos problemas: 1) el déficit comercial se
ahonda (importaciones mayores que exportaciones) y 2) las arcas públicas están
vacías, el déficit publico ya es de 6% del PIB. Pagar el 2D en el sector estatal
es comprometer las finanzas públicas.
Ahora también existe otro dilema de señal política.
No pagar el segundo aguinaldo, sería una prueba más de que la economía boliviana
está en crisis y se daría razón a la cambada de opinadores, opositores y otras
hierbas malas, por lo tanto, talvez sería mejor pagar el 2A endeudándose para
seguir inflando la burbuja de consumo y dando la sensación de riqueza sin
desarrollo. Amor, me casque el segundo aguinaldo, pero quien cuenta algo tan burgués
como plata, cuando se esta haciendo la revolución.
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