Análisis económico y otras latitudes de la vida y el pensamiento
Sunday, October 9, 2011
El voto TIPNIS
La política está nuevamente en las calles, más precisamente en las carreteras, inclusive, en su clave simbólica, transita por las no carreteras, se mueve por el imaginario social de mano de las percepciones de la gente, algunas inducidas y otras no.
Un camino que no existe ha puesto en movimiento a los ciudadanos (as) del país. Buena parte de la población apoya la marcha de los indígenas de las tierras bajas que se dirige a La Paz, impulsados unos por la indignación y la solidaridad, y otros por la convicción de que otro desarrollo económico y social es posible, aquel que no daña el medio ambiente.
Otra parte de la sociedad que responde a la miel del poder y/o que cree que el progreso pasa por un camino, ha decidido realizar una contramarcha. Una ruta que no existe, que por definición debía unir geografías, culturas, vidas, esperanzas, viene provocando desencuentro, enfrentamiento, intolerancia e inclusive convoca a la pálida muerte, quien coqueta y solícita coloca sus mejores galas y zapatos para caminar por la estrada que no existe.
La carretera que no existe, que en el trazo teórico une Villa Tunari con San Ignacio de Moxos, ha tenido la virtud de tender puentes virtuales, construir caminos secundarios, tierra solidaria y autopistas expresas de identificación que han unido a mucha gente en el país y el mundo. Los ojos de corazón de muchas personas han descubierto tierras y rostros antes lejanos. Un camino que no existe ha rescatado a la ciudadanía que estaba exiliada en el miedo, acurrucada en la indiferencia, sentada en la cómoda poltrona del consumismo.
Una estrada que no existe ha sacado a mucha gente de la borrachera ideológica que era alimentada por el trago de la propaganda oficial. Una vía que no existe ha abierto nuevas sendas para el reencuentro entre todos. A través de un camino que no existe, el TIPNIS ha hecho realidad el concepto “glocal”, un hecho local que se globaliza gracias a la solidaridad y la movilización ciber-ciudadanos que sueltan su voz en las nubes-redes del internet. En efecto, una carretera que no existe ha comunicado el TIPNS con Río, Nueva York, París y Tokio. La solidaridad nacional e internacional hizo lo que nunca harán los tractores del progreso populista: unir sin destruir.
Un camino que no existe está llevando al Gobierno de la gloria de la legitimidad a los difíciles pantanos de la ingobernabilidad. Pero a pesar del campanazo de alerta de la sociedad, la carretera que no existe continúa siendo bloqueada, con las piedras de la intolerancia, con los troncos de la intransigencia y las zanjas profundas del autoritarismo, por aquellos que en el pasado también bloquearon, aunque por causas más nobles. Un camino que no existe también debería permitir que el Gobierno reconduzca sus acciones.
Una estrada que no existe ha permitido el tránsito de nuevas ideas sobre desarrollo, nos está dando la oportunidad de repensar, conjuntamente la población del lugar, fuera de la caja, es decir fuera del parque, una estrategia de desarrollo local, donde el camino es apenas una parte de la solución integral para los problemas de salud, educación, empleo y bienestar de la región. El TIPNIS, corazón del turismo ecológico, el primer parque tecnológico de biodiversidad y estudios del medio ambiente. Una carretera que no existe nos está dando la oportunidad de construir otro camino que no dañe el medio ambiente y sí lleve mejores días para la población del lugar.
En suma, el camino que no existe abrió muchas vías, sendas, pasos, calzadas, avenidas, calles para que la sociedad se reinvente, renueve su espíritu democrático. Por eso mi apoyo al TIPNIS sale del parque y se conecta con otras esferas de la política y la ciudadanía. Por eso doy mi voto por el TIPNIS. Con mi mejor letra, lograda frotando colas de lagartijas de las pampas de Villazón, escribiré TIPNIS con “tinta sangre del corazón” donde pueda, en las paredes de mi ciudad, en los manifiestos de apoyo a los marchistas, en las ventanas virtuales del Facebook y en la papeleta de sufragio de las elecciones del Poder Judicial. Escribiré de esquina a esquina, TIPNIS, para que no crean que me pueden fumar en kullo pipa. La marcha por el TIPNIS permitió ratificar mi convicción por la democracia y mi repudio a la cachaña política, además me dio fuerza para afirmar que no creo que se pueda elegir entre aquellos, que los nuevos dueños del poder, ya eligieron.
Con mi voto tampoco permitiré que se abra una carretera institucional y jurídica a gusto y semejanza del poder, creándose así las condiciones para seguir talando los árboles de los derechos humanos y civiles, matando los pájaros de libre expresión, acabando con el agua que alimenta la libertad, terminando con la división de poder que se fundamenta para la preservación del Estado de derecho. No creo en este camino amañado para cambiar la justicia en Bolivia, al igual que en el TIPNIS, estoy convencido que hay otras rutas que se debe seguir preservando la ecología de la democracia y apostado a un cambio real en el Poder Judicial, que se base en su independencia.
Tuesday, October 4, 2011
El Estado K'ollo
La brutal represión contra la marcha pacífica de los indígenas de tierras bajas marca un punto de inflexión en la política. No es el único, pero sin duda es más fuerte y con alto contenido simbólico. En estos días de dolor, de indignación, quiero concentrarme en el punto de quiebre que se ha producido en el sistema de gobernabilidad vigente desde el año 2006, con la elección del presidente Morales.
A mediados de los años 80, con la recuperación de la democracia, los partidos políticos eran los instrumentos de mediación entre los intereses de la sociedad y el Estado. Estos, durante más de 20 años, a través de diferentes pactos políticos, consiguieron ciertos grados de gobernabilidad lo que permitió equilibrios políticos y la implementación de un modelo de desarrollo económico fuertemente concentrado en la acción del mercado y el sector privado. Eran los tiempos de la democracia pactada. El desmoronamiento de este sistema comenzó cuando los partidos políticos tradicionales se alejaron de la sociedad y convirtieron al Estado en un espacio de arreglos espurios y clientelares que sólo reflejaban intereses de ciertas élites políticas y económicas.
La ruptura entre la sociedad y los partidos políticos llevó a una crisis grave de gobernabilidad que posteriormente se convirtió en una crisis estatal. Las luchas intestinas entre caudillos, un modelo económico que no atendía las necesidades de la gente y un descrédito profundo de la clase política produjo la desaparición de este sistema.
Con esperanza, a partir del 2006, la sociedad boliviana votó masivamente por una alternativa política que prometía un nuevo sistema de gobernabilidad. Los intereses de la sociedad se reaglutinaron en grupos corporativos, los movimientos sociales. La voz política se legitimaba a través de sindicatos, comités regionales, agremiaciones, juntas vecinales, entre otros. La mediación entre sociedad y Estado pasaba por estos grupos.
El poder político del MAS se sustentaba en un pacto entre diferentes corporaciones, conocido como el Pacto de Unidad, que en un principio tenía su referencia aglutinadora en los grandes temas nacionales como: la nacionalización del sector de hidrocarburos o la elaboración de una nueva Constitución Política del Estado. Entendida esta última como un gran pacto social entre estos movimientos sociales. Era la oportunidad para la construcción de un nuevo bloque histórico que desmontaría el neocolonialismo y neoliberalismo. La Constitución era el plano arquitectónico que debería ser la guía para la construcción del nuevo Estado.
Elaborada la nueva Constitución y atendidas varias de las reivindicaciones en la letra muerta de la Carta Magna. Poco a poco los movimientos sociales colocaron en un segundo plano el horizonte de los intereses nacionales y comenzaron a buscar la materialización del pedacito del paraíso ofrecido por el proceso de cambio. Pasó el momento de la retórica y la poesía jurídica, comenzó el juego bilateral, entre corporaciones y Estado. La lucha por las rentas se puso más dura en un contexto de hiperinflación de expectativas. Se inicia la disputa por los pedazos de la felicidad económica instantánea que el Gobierno había prometido. No se puede atender a todos y el oficialismo está frente a la difícil tarea de priorizar las demandas de los movimientos sociales. ¿Quienes serán los elegidos? ¿Qué criterios utilizar para escogerlos? ¿Lealtad, capacidad de cuestionamiento al poder, capacidad de presión?
En el fondo, el tema del Tipnis es uno de los primeros choques entre dos movimientos sociales que tienen visiones y prácticas muy diferentes del desarrollo económico y manejo del ecosistema por ejemplo. Por una parte, los colonizadores y cocaleros apuestan a las carreteras para integrarse a un mundo cada vez más capitalista y globalizado. Por otra parte, las organizaciones de las tierras bajas optan por un desarrollo conservacionista del medio ambiente, buscando proteger sus tradiciones e intereses económicos. Frente a esta disputa, el Gobierno optó por los colonos y cocaleros, una especie de guardia Pretoriana del proceso de cambio, pero al hacerlo clavó un filoso puñal en el corazón del sistema de gobernabilidad político basada en los movimientos sociales. El conflicto del Tipnis podría ser el inicio de la erosión de las bases de la gobernabilidad. A partir de la intervención de la marcha nada será igual.
Todo indica que la conflictividad en el país volverá a sus cursos del pasado. Los problemas de gobernabilidad podrían, muy rápidamente, convertirse en crisis estatal. Y según los últimos datos sobre la caída de los precios de las materias primas, la economía ya no ayudaría a atenuar la crisis política como en el pasado inmediato. El peligro es volver al Estado K’ollo, un Estado que no avanza ni da vida a una nueva sociedad.
A mediados de los años 80, con la recuperación de la democracia, los partidos políticos eran los instrumentos de mediación entre los intereses de la sociedad y el Estado. Estos, durante más de 20 años, a través de diferentes pactos políticos, consiguieron ciertos grados de gobernabilidad lo que permitió equilibrios políticos y la implementación de un modelo de desarrollo económico fuertemente concentrado en la acción del mercado y el sector privado. Eran los tiempos de la democracia pactada. El desmoronamiento de este sistema comenzó cuando los partidos políticos tradicionales se alejaron de la sociedad y convirtieron al Estado en un espacio de arreglos espurios y clientelares que sólo reflejaban intereses de ciertas élites políticas y económicas.
La ruptura entre la sociedad y los partidos políticos llevó a una crisis grave de gobernabilidad que posteriormente se convirtió en una crisis estatal. Las luchas intestinas entre caudillos, un modelo económico que no atendía las necesidades de la gente y un descrédito profundo de la clase política produjo la desaparición de este sistema.
Con esperanza, a partir del 2006, la sociedad boliviana votó masivamente por una alternativa política que prometía un nuevo sistema de gobernabilidad. Los intereses de la sociedad se reaglutinaron en grupos corporativos, los movimientos sociales. La voz política se legitimaba a través de sindicatos, comités regionales, agremiaciones, juntas vecinales, entre otros. La mediación entre sociedad y Estado pasaba por estos grupos.
El poder político del MAS se sustentaba en un pacto entre diferentes corporaciones, conocido como el Pacto de Unidad, que en un principio tenía su referencia aglutinadora en los grandes temas nacionales como: la nacionalización del sector de hidrocarburos o la elaboración de una nueva Constitución Política del Estado. Entendida esta última como un gran pacto social entre estos movimientos sociales. Era la oportunidad para la construcción de un nuevo bloque histórico que desmontaría el neocolonialismo y neoliberalismo. La Constitución era el plano arquitectónico que debería ser la guía para la construcción del nuevo Estado.
Elaborada la nueva Constitución y atendidas varias de las reivindicaciones en la letra muerta de la Carta Magna. Poco a poco los movimientos sociales colocaron en un segundo plano el horizonte de los intereses nacionales y comenzaron a buscar la materialización del pedacito del paraíso ofrecido por el proceso de cambio. Pasó el momento de la retórica y la poesía jurídica, comenzó el juego bilateral, entre corporaciones y Estado. La lucha por las rentas se puso más dura en un contexto de hiperinflación de expectativas. Se inicia la disputa por los pedazos de la felicidad económica instantánea que el Gobierno había prometido. No se puede atender a todos y el oficialismo está frente a la difícil tarea de priorizar las demandas de los movimientos sociales. ¿Quienes serán los elegidos? ¿Qué criterios utilizar para escogerlos? ¿Lealtad, capacidad de cuestionamiento al poder, capacidad de presión?
En el fondo, el tema del Tipnis es uno de los primeros choques entre dos movimientos sociales que tienen visiones y prácticas muy diferentes del desarrollo económico y manejo del ecosistema por ejemplo. Por una parte, los colonizadores y cocaleros apuestan a las carreteras para integrarse a un mundo cada vez más capitalista y globalizado. Por otra parte, las organizaciones de las tierras bajas optan por un desarrollo conservacionista del medio ambiente, buscando proteger sus tradiciones e intereses económicos. Frente a esta disputa, el Gobierno optó por los colonos y cocaleros, una especie de guardia Pretoriana del proceso de cambio, pero al hacerlo clavó un filoso puñal en el corazón del sistema de gobernabilidad político basada en los movimientos sociales. El conflicto del Tipnis podría ser el inicio de la erosión de las bases de la gobernabilidad. A partir de la intervención de la marcha nada será igual.
Todo indica que la conflictividad en el país volverá a sus cursos del pasado. Los problemas de gobernabilidad podrían, muy rápidamente, convertirse en crisis estatal. Y según los últimos datos sobre la caída de los precios de las materias primas, la economía ya no ayudaría a atenuar la crisis política como en el pasado inmediato. El peligro es volver al Estado K’ollo, un Estado que no avanza ni da vida a una nueva sociedad.
Sunday, September 25, 2011
El Avatar Chuto
En materia de resultados y desarrollo económico hemos vuelto a los años 30. Se ha consolidado nuestra vocación primaria exportadora. El 84% de nuestras ventas afuera siguen siendo minerales, energía y productos agrícolas. El péndulo de la historia ha vuelto a depositar su confianza en la acción del Estado adiposo e ineficiente en la economía. Todos esperábamos y apoyábamos acciones estatales de calidad, especialmente en el sector productivo, pero el viejo paquidermo gubernamental está de vuelta.
Como de costumbre, la pantomima de la ideología populista busca re-empaquetar, con el celofán de la propaganda, el viejo desarrollismo. Poses neorrevolucionarias, mitos recién lustrados por las consignas, eslóganes, retórica estridente y coquetos puños en alto anuncian un cambio con las mismas prácticas del pasado. Dos ejemplos: ¡Muerte a la microeconomía! se corea desde Comibol. Aquel que denuncia que el costo de producción del estaño, en una empresa estatal, está por encima de los precios internacionales, a la calle. La matemática de costos es neoliberal.
Además vuelve el desarrollo de arriba hacia abajo, impuesto por la tecnocracia. Caminos para llevar civilización a los “buenos salvajes”, sacrificio del medio ambiente y la biodiversidad. El progreso y orden debe llegar de mano del sector económico más globalizado y competitivo: la coca.
A lo largo de los últimos 50 años los objetivos del desarrollo se han multiplicado. Para las primeras teorías del desarrollo de los años 50, la meta principal era aumentar el ingreso per cápita de la población, incrementando la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Las políticas públicas debían focalizarse en obras de infraestructura. Posteriormente, se ampliaron los objetivos incorporando criterios como la reducción de la pobreza y la equidad. Fue la época de los índices de desarrollo humano como medidas del bienestar.
En la actualidad, el concepto del desarrollo es mucho más amplio y sofisticado; éste debe ser integral y sostenible, con participación ciudadana, respetuoso de los ecosistemas sobre la base de los modelos de desarrollo local. Más aún, ahora se entiende, gracias a Amartya Sen, que desarrollo es la ampliación de las libertades de elección. Varios de estos conceptos están en la nueva Constitución, pero las acciones desarrollista y pragmática de los dueños de poder vuelven a las propuestas de hace 50 años. Pasaron los tiempos del enamoramiento con los movimientos sociales. Lo que se hizo con la mano se borra con el codo. La revolución del modelo de desarrollo quedó en el papel y en las competencias de poesía jurídica que organizan los nuevos doctorcitos.
En el campo político, las antes gloriosas marchas organizadas por los pueblos originarios, donde participaban masiva y militantemente la gente que ahora está en el Gobierno, se han convertido en manifestaciones de marionetas digitadas por constelaciones de conspiradores: Usaid, las Naciones Unidas, la derecha, los traidores-resentidos con el proceso de cambio, organizaciones no gubernamentales y Sánchez de Lozada. Sólo falta un conspirador que en breve será descubierto con pruebas contundentes, la FIFA. Me imagino las reuniones de coordinación entre los compañeros del CEJIS, los gringos, los cascos azules, los gonistas, los medioambientalistas y los ex masistas para hacer pasar agua y comida frente al bloqueo policial, por ejemplo.
Así están las cosas en el paraíso de la revolución. Pero, ¿qué se puede aprender de todo esto? Pues, la importancia de la coherencia en la acción de las personas. Los principios no se transan ni se acomodan a la lógica del poder. No todo vale para imponer acciones. En estos casos, los medios no justifican los fines. Las máscaras ideológicas no son para siempre. La acción política no puede ser administrada por el cuchillo del frío pragmatismo y la venganza. Las causas justas, como el derecho al desarrollo con respeto a la naturaleza, que están en la agenda de las políticas públicas, merecen mejores ideas, proyectos y acciones coherentes y no la cachaña política, el lodo de la intriga, el sistemático desprestigio del oponente y la imposición.
El país está perdiendo, en el caso del TIPNIS, una enorme oportunidad de colocar en práctica un verdadero nuevo modelo de desarrollo en equilibrio con la naturaleza y el medio ambiente. Parte de la solución es que el camino bordee el parque, pero más importante que esto es proponer y discutir con sus habitantes una estrategia de desarrollo integral para la zona que abarque cultura, economía, sociedad, turismo ecológico, biodiversidad, parques de biotecnología. Esto se lo debemos a las nuevas generaciones para evitar que Bolivia sea conocida en el mundo como la tierra del Avatar chuto.
Como de costumbre, la pantomima de la ideología populista busca re-empaquetar, con el celofán de la propaganda, el viejo desarrollismo. Poses neorrevolucionarias, mitos recién lustrados por las consignas, eslóganes, retórica estridente y coquetos puños en alto anuncian un cambio con las mismas prácticas del pasado. Dos ejemplos: ¡Muerte a la microeconomía! se corea desde Comibol. Aquel que denuncia que el costo de producción del estaño, en una empresa estatal, está por encima de los precios internacionales, a la calle. La matemática de costos es neoliberal.
Además vuelve el desarrollo de arriba hacia abajo, impuesto por la tecnocracia. Caminos para llevar civilización a los “buenos salvajes”, sacrificio del medio ambiente y la biodiversidad. El progreso y orden debe llegar de mano del sector económico más globalizado y competitivo: la coca.
A lo largo de los últimos 50 años los objetivos del desarrollo se han multiplicado. Para las primeras teorías del desarrollo de los años 50, la meta principal era aumentar el ingreso per cápita de la población, incrementando la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Las políticas públicas debían focalizarse en obras de infraestructura. Posteriormente, se ampliaron los objetivos incorporando criterios como la reducción de la pobreza y la equidad. Fue la época de los índices de desarrollo humano como medidas del bienestar.
En la actualidad, el concepto del desarrollo es mucho más amplio y sofisticado; éste debe ser integral y sostenible, con participación ciudadana, respetuoso de los ecosistemas sobre la base de los modelos de desarrollo local. Más aún, ahora se entiende, gracias a Amartya Sen, que desarrollo es la ampliación de las libertades de elección. Varios de estos conceptos están en la nueva Constitución, pero las acciones desarrollista y pragmática de los dueños de poder vuelven a las propuestas de hace 50 años. Pasaron los tiempos del enamoramiento con los movimientos sociales. Lo que se hizo con la mano se borra con el codo. La revolución del modelo de desarrollo quedó en el papel y en las competencias de poesía jurídica que organizan los nuevos doctorcitos.
En el campo político, las antes gloriosas marchas organizadas por los pueblos originarios, donde participaban masiva y militantemente la gente que ahora está en el Gobierno, se han convertido en manifestaciones de marionetas digitadas por constelaciones de conspiradores: Usaid, las Naciones Unidas, la derecha, los traidores-resentidos con el proceso de cambio, organizaciones no gubernamentales y Sánchez de Lozada. Sólo falta un conspirador que en breve será descubierto con pruebas contundentes, la FIFA. Me imagino las reuniones de coordinación entre los compañeros del CEJIS, los gringos, los cascos azules, los gonistas, los medioambientalistas y los ex masistas para hacer pasar agua y comida frente al bloqueo policial, por ejemplo.
Así están las cosas en el paraíso de la revolución. Pero, ¿qué se puede aprender de todo esto? Pues, la importancia de la coherencia en la acción de las personas. Los principios no se transan ni se acomodan a la lógica del poder. No todo vale para imponer acciones. En estos casos, los medios no justifican los fines. Las máscaras ideológicas no son para siempre. La acción política no puede ser administrada por el cuchillo del frío pragmatismo y la venganza. Las causas justas, como el derecho al desarrollo con respeto a la naturaleza, que están en la agenda de las políticas públicas, merecen mejores ideas, proyectos y acciones coherentes y no la cachaña política, el lodo de la intriga, el sistemático desprestigio del oponente y la imposición.
El país está perdiendo, en el caso del TIPNIS, una enorme oportunidad de colocar en práctica un verdadero nuevo modelo de desarrollo en equilibrio con la naturaleza y el medio ambiente. Parte de la solución es que el camino bordee el parque, pero más importante que esto es proponer y discutir con sus habitantes una estrategia de desarrollo integral para la zona que abarque cultura, economía, sociedad, turismo ecológico, biodiversidad, parques de biotecnología. Esto se lo debemos a las nuevas generaciones para evitar que Bolivia sea conocida en el mundo como la tierra del Avatar chuto.
Thursday, September 22, 2011
El "Doc" Morales
Conozco al Dr. Juan Antonio Morales desde siempre. Sin duda alguna es uno de los pocos economistas bolivianos que juega, con solvencia y enorme capacidad técnica, en las ligas mayores de la profesión en los últimos 30 años. Tiene libros que son referencia en el pensamiento social boliviano y ha publicado varios artículos en revistas arbitradas de prestigio internacional. ¿Qué significa esto último? Pues revistas, como el American Economic Review o el Trimestre Económico, que solamente publican artículos que pasan por rigurosas evaluaciones técnicas de comités editoriales. Juan Antonio publicó varios artículos en este tipo de revistas porque una de sus virtudes es la investigación sofisticada.
Al inicio de su carrera se concentra más en temas econométricos, un trabajo pionero es por ejemplo: Bayesian Full Information Analysis, publicado en Alemania. Entre los años 80 y 90, es uno de los economistas que más estudió y publicó sobre las causas de la hiperinflación boliviana y los fundamentos de la estabilidad. Un trabajo clásico, escrito con Jeffrey Sachs, es: Bolivia's Economic Crisis, publicado por el prestigioso National Bureau of Economic Research. Otras investigaciones relevantes sobre el temas son: Creación de dinero y demanda por dinero durante la alta inflación boliviana, de 1982 a 1985. Y Estabilización y Nueva Política Económica en Bolivia.
Posteriormente, las preocupaciones de investigación de Morales se centran en cómo la economía boliviana podía recuperar el crecimiento económico sostenido. Entre los trabajos más importantes podemos señalar: Bolivia’ s Post Stabilization Problems y The Transition from Stabilization to Sustained Growth in Bolivia. Ningún estudioso de este periodo de la historia económica de Bolivia podría dejar de revisar la obra de Juan Antonio. Todos estos artículos se encuentran en la página del Instituto de Investigaciones Socio-Económicas de la Universidad Católica Boliviana San Pablo. http://www.iisec.ucb.edu.bo/papers/1981-1990.htm.
A finales de los años 90 e inicios del nuevo siglo, el interés investigativo de Morales adquiere una visión más de largo plazo y se preocupa con los temas más estructurales y sectoriales de la economía boliviana. Entre los trabajos más destacables están: Economic Policy and the Transition to Democracy. The Latin American Experience escrito con G. McMahon. La Minería y los Hidrocarburos en Bolivia con la coautoría de Justo Espejo. Y Bolivia’s Economic Vulnerability: Crisis and Social Exclusion. Todos estos artículos fueron publicados en revistas internacionales o compilaciones de libros.
Una otra virtud de Juan Antonio a lo largo de todos estos años es de haber aproximado la teoría económica a la gente, ha escrito centenas de artículos en la prensa boliviana que se caracterizan por ser sencillos, llenos de metáforas y alusiones tanto a películas como a personajes de la literatura universal. Muchos de estos artículos se recopilaron en el libro del 2002 Informe escrito de un economista. Este trabajo no está dirigido a sus pares profesionales, sino a las personas comunes que todos los días maximizan sus utilidades haciendo coincidir sus restricciones presupuestarias con sus curvas de preferencias de consumo. El libro contiene artículos polémicos en materia de política económica y que reflejan paradojas que unen la vivencia personal del autor con la historia económica del país. Por ejemplo Canastón de Golosinas, un ensayo muy crítico del DS 21060, publicado en septiembre de 1985, le costó el trabajo a Juan Antonio. Años después su autor se convertiría en el guardián de la estabilidad financiera, como presidente del Banco Central, que justamente el referido decreto ayudó a crear.
El “Doc” Morales, como es conocido entre sus alumnos, también es un profesor de pura cepa: riguroso, didáctico y distraído. Es frecuente encontrarlo por los pasillos de la universidad bañado en tiza de los pies a la cabeza. Sus clases preferidas son: Econometría, materia con la cual varias generaciones de economistas de La Paz perdieron largas noches de sueño, y Macroeconomía, clase que durante años fue el semillero de discípulos que después se convirtieron en muy buenos economistas, que inclusive ahora trabajan en altos puestos del Gobierno Morales.
El profesor Morales enseñó en varias universidades del mundo. Entre las más importantes están: Boston University; Instituto Torcuato di Telli, en Argentina; Universidad de La Haban; Pontificia Universidad Católica del Perú, y la Facultad de Notre Dame de la Paix, en Bélgica.
En Bolivia, existe el criterio equivocado de que si se responde una idea o crítica se hace crecer al oponente circunstancial, somos campeones para empequeñecer el sano debate. Al contrario de esta tendencia, Juan Antonio es un elegante militante de la polémica. El “Doc” Morales no deja de responder e iniciar discusiones, independiente del tamaño del contrincante. A lo largo de varios años de amistad he tenido el privilegio de no estar de acuerdo con él. Debatir con Juan Antonio además de enriquecer mis análisis me han confirmado que es un hombre íntegro y leal, aún en la diferencia. Por ejemplo, una asignatura pendiente que tenemos es sobre la apreciación del tipo de cambio real y su impacto en la economía boliviana. Espero ansioso retomar la discusión.
Esta una breve semblanza e historia de Juan Antonio, que con absoluta certeza no fue mellada por el artero cuchillo de la revancha y la baja política. Ciertamente, el investigador, profesor y brillante polemista seguirá enseñando economía a las futuras generaciones y le dará lecciones de vida y honestidad a los carceleros de la inteligencia, la esperanza y la libertad.
Al inicio de su carrera se concentra más en temas econométricos, un trabajo pionero es por ejemplo: Bayesian Full Information Analysis, publicado en Alemania. Entre los años 80 y 90, es uno de los economistas que más estudió y publicó sobre las causas de la hiperinflación boliviana y los fundamentos de la estabilidad. Un trabajo clásico, escrito con Jeffrey Sachs, es: Bolivia's Economic Crisis, publicado por el prestigioso National Bureau of Economic Research. Otras investigaciones relevantes sobre el temas son: Creación de dinero y demanda por dinero durante la alta inflación boliviana, de 1982 a 1985. Y Estabilización y Nueva Política Económica en Bolivia.
Posteriormente, las preocupaciones de investigación de Morales se centran en cómo la economía boliviana podía recuperar el crecimiento económico sostenido. Entre los trabajos más importantes podemos señalar: Bolivia’ s Post Stabilization Problems y The Transition from Stabilization to Sustained Growth in Bolivia. Ningún estudioso de este periodo de la historia económica de Bolivia podría dejar de revisar la obra de Juan Antonio. Todos estos artículos se encuentran en la página del Instituto de Investigaciones Socio-Económicas de la Universidad Católica Boliviana San Pablo. http://www.iisec.ucb.edu.bo/papers/1981-1990.htm.
A finales de los años 90 e inicios del nuevo siglo, el interés investigativo de Morales adquiere una visión más de largo plazo y se preocupa con los temas más estructurales y sectoriales de la economía boliviana. Entre los trabajos más destacables están: Economic Policy and the Transition to Democracy. The Latin American Experience escrito con G. McMahon. La Minería y los Hidrocarburos en Bolivia con la coautoría de Justo Espejo. Y Bolivia’s Economic Vulnerability: Crisis and Social Exclusion. Todos estos artículos fueron publicados en revistas internacionales o compilaciones de libros.
Una otra virtud de Juan Antonio a lo largo de todos estos años es de haber aproximado la teoría económica a la gente, ha escrito centenas de artículos en la prensa boliviana que se caracterizan por ser sencillos, llenos de metáforas y alusiones tanto a películas como a personajes de la literatura universal. Muchos de estos artículos se recopilaron en el libro del 2002 Informe escrito de un economista. Este trabajo no está dirigido a sus pares profesionales, sino a las personas comunes que todos los días maximizan sus utilidades haciendo coincidir sus restricciones presupuestarias con sus curvas de preferencias de consumo. El libro contiene artículos polémicos en materia de política económica y que reflejan paradojas que unen la vivencia personal del autor con la historia económica del país. Por ejemplo Canastón de Golosinas, un ensayo muy crítico del DS 21060, publicado en septiembre de 1985, le costó el trabajo a Juan Antonio. Años después su autor se convertiría en el guardián de la estabilidad financiera, como presidente del Banco Central, que justamente el referido decreto ayudó a crear.
El “Doc” Morales, como es conocido entre sus alumnos, también es un profesor de pura cepa: riguroso, didáctico y distraído. Es frecuente encontrarlo por los pasillos de la universidad bañado en tiza de los pies a la cabeza. Sus clases preferidas son: Econometría, materia con la cual varias generaciones de economistas de La Paz perdieron largas noches de sueño, y Macroeconomía, clase que durante años fue el semillero de discípulos que después se convirtieron en muy buenos economistas, que inclusive ahora trabajan en altos puestos del Gobierno Morales.
El profesor Morales enseñó en varias universidades del mundo. Entre las más importantes están: Boston University; Instituto Torcuato di Telli, en Argentina; Universidad de La Haban; Pontificia Universidad Católica del Perú, y la Facultad de Notre Dame de la Paix, en Bélgica.
En Bolivia, existe el criterio equivocado de que si se responde una idea o crítica se hace crecer al oponente circunstancial, somos campeones para empequeñecer el sano debate. Al contrario de esta tendencia, Juan Antonio es un elegante militante de la polémica. El “Doc” Morales no deja de responder e iniciar discusiones, independiente del tamaño del contrincante. A lo largo de varios años de amistad he tenido el privilegio de no estar de acuerdo con él. Debatir con Juan Antonio además de enriquecer mis análisis me han confirmado que es un hombre íntegro y leal, aún en la diferencia. Por ejemplo, una asignatura pendiente que tenemos es sobre la apreciación del tipo de cambio real y su impacto en la economía boliviana. Espero ansioso retomar la discusión.
Esta una breve semblanza e historia de Juan Antonio, que con absoluta certeza no fue mellada por el artero cuchillo de la revancha y la baja política. Ciertamente, el investigador, profesor y brillante polemista seguirá enseñando economía a las futuras generaciones y le dará lecciones de vida y honestidad a los carceleros de la inteligencia, la esperanza y la libertad.
Thursday, September 8, 2011
SOLIDARIDAD CON JUAN ANTONIO MORALES
SOLIDARIDAD CON EL DR. JUAN ANTONIO MORALES
La noche del 7 de septiembre de 2011 se ha cometido un atropello contra el Dr. Juan Antonio Morales por la fiscalía quienes, vulnerando sus derechos civiles y humanos e ignorando las normas del debido proceso, ha dispuesto su detención preventiva.
JAM es un brillante economista boliviano de exitosa carrera profesional y que ha prestado invalorables servicios al Estado Boliviano, como Presidente del Banco Central de Bolivia por más de 10 años y destacado académico dentro y fuera de Bolivia.
En el pasado, el Estado cubría suplementos salariales en el Poder Ejecutivo a través de recursos de diversas fuentes que eran aprobadas por el Presupuesto General de la Nación anualmente y por Ley que aseguraba su legalidad. En 2010, el gobierno del Presidente Evo Morales aprobó una Ley Anticorrupción que crea nuevos tipos penales de aplicación retroactiva, que hoy se pretende invocar para acomodar una acusación contra Juan Antonio Morales, por los orígenes de los fondos de su remuneración laboral. Esta es una aberración jurídica pues no cabe una aplicación retroactiva de la ley y menos en perjuicio de quien no cometió delito alguno. Se trata de un abuso a sus derechos, a las garantías del debido proceso y a la propia Constitución que garantiza la presunción de inocencia y la vigencia plena de los Tratados Internacionales en materia de Derechos Humanos.
En estos momentos difíciles para Juan Antonio Morales y su familia, expresamos nuestro apoyo y solidaridad y exigimos su inmediata libertad.
También los invito a leer la carta del hijo de Juan Antonio Morales
http://estebanmoralesb.wordpress.com/2011/09/08/liberen-a-juan-antonio-morales/
La noche del 7 de septiembre de 2011 se ha cometido un atropello contra el Dr. Juan Antonio Morales por la fiscalía quienes, vulnerando sus derechos civiles y humanos e ignorando las normas del debido proceso, ha dispuesto su detención preventiva.
JAM es un brillante economista boliviano de exitosa carrera profesional y que ha prestado invalorables servicios al Estado Boliviano, como Presidente del Banco Central de Bolivia por más de 10 años y destacado académico dentro y fuera de Bolivia.
En el pasado, el Estado cubría suplementos salariales en el Poder Ejecutivo a través de recursos de diversas fuentes que eran aprobadas por el Presupuesto General de la Nación anualmente y por Ley que aseguraba su legalidad. En 2010, el gobierno del Presidente Evo Morales aprobó una Ley Anticorrupción que crea nuevos tipos penales de aplicación retroactiva, que hoy se pretende invocar para acomodar una acusación contra Juan Antonio Morales, por los orígenes de los fondos de su remuneración laboral. Esta es una aberración jurídica pues no cabe una aplicación retroactiva de la ley y menos en perjuicio de quien no cometió delito alguno. Se trata de un abuso a sus derechos, a las garantías del debido proceso y a la propia Constitución que garantiza la presunción de inocencia y la vigencia plena de los Tratados Internacionales en materia de Derechos Humanos.
En estos momentos difíciles para Juan Antonio Morales y su familia, expresamos nuestro apoyo y solidaridad y exigimos su inmediata libertad.
También los invito a leer la carta del hijo de Juan Antonio Morales
http://estebanmoralesb.wordpress.com/2011/09/08/liberen-a-juan-antonio-morales/
Monday, August 22, 2011
"El pasado es un futuro usado"
Millor Fernandes, un escritor brasileño solía decir: “el pasado es un futuro usado”, en Bolivia podría decirse que el futuro es un pasado recalentado con el fuego de la ideología de turno. Modelos económicos cansados, discursos políticos trasnochados y resultados macroeconómicos ya vistos son presentados como flamantes logros, siempre calificados, con tono solemne y acartonado, de hechos históricos.
El proceso de cambio en curso, especialmente en términos económicos, es un “museo de grandes novedades”. Las últimas piezas arqueológicas que han entrado a este recinto son los resultados del sector externo de la economía boliviana. Resulta que las exportaciones no tradicionales han bajado significativamente y Bolivia, como al inicio del siglo XX, vuelve a depender en más del 80% de las ventas de recursos naturales.
La repetición de estos resultados es presentada como un logro inédito, único, y magnífico. Así caminamos en círculo, el hocico del futuro muerde feliz la cola del pasado. Y se grita a los cuatro vientos que estamos avanzando a paso marcial hacia el año 1930, cuando también sólo exportábamos, ¿adivine qué? recursos naturales. Aunque eso sí el mercado era diferente, en aquellas épocas era Europa y Estados Unidos, ahora es sobre todo Brasil China y Corea. El mundo económico y comercial ha dado muchas vueltas en los últimos 100 años y nosotros seguimos orgullosos vendiendo lo mismo.
En el primer semestre de 2011, las exportaciones tradicionales alcanzaron 3.421 millones de dólares, esto significa un 37% más que el año pasado, en este periodo éstas representaron el 86 % del total exportado. Por supuesto este es un logro más de las fuerzas telúricas del cambio que hacen que los precios de los minerales suban. Estos precios fabulosos nada tienen que ver con el crecimiento de la China o la especulación en el mercado de la commodities.
Paralelamente, las exportaciones no tradicionales (confecciones textiles, azúcar, alcohol y derivados, girasol y derivados, soya y derivados), es decir, todo aquello que tiene cierto grado de valor agregado, se redujo en un 21% en precio y 40% en volumen.
Esto, por supuesto no es responsabilidad de las políticas cambiarias del gobierno que han apreciado la moneda nacional respecto al dólar perjudicando este tipo de exportaciones, tampoco nada tiene que ver con la pérdida de mercado para nuestras exportaciones de manufacturas a Estados Unidos, ni las acciones de prohibición de exportaciones.
La reducción de las exportaciones no tradicionales es de responsabilidad de productores nacionales que no se comprometen con el cambio e insisten en responder al sistema de precios y no al compromiso político.
En el mundo al revés de la política comercial y cambiaria del oficialismo, la cola mueve al perro. En el mundo real y no ideológico, la contracción de las exportaciones no tradicionales debe preocuparnos mucho, en especial las manufacturas. Para muestra basta un botón. Las ventas de estos productos a Venezuela cayeron de 29 a 2,6 millones de dólares. La hermandad revolucionaria no fue suficiente para evitar esta caída. Parafraseando a H. Kissinger, los países no tienen ni amigos ni hermanos, sino intereses.
En general, las clases medias en el mundo se forman y desarrollan en el sector manufacturero, según un estudio de Dani Rodrik: “Sin una base manufacturera vibrante, las sociedades tienden a dividirse entre ricos y pobres: quienes tienen acceso a puestos de trabajo estables y bien remunerados, y aquellos cuyos empleos son menos seguros y viven existencias más precarias. Además, la manufactura puede ser fundamental para el vigor de la democracia de una nación. Cuando este sector despega, puede generar millones de empleos para trabajadores no calificados, a menudo mujeres, que anteriormente estaban empleadas en la agricultura tradicional o en servicios menores. La industrialización fue la fuerza impulsora del rápido crecimiento del sur de Europa durante los años 50 y 60, y en el este y el sudeste de Asia desde la década de 1960”.
Para países como Bolivia el crecimiento de la industria manufacturera, volcadas al mercado externo e interno, es vital para mejorar la asignación de los recursos escasos en la economía y crear bases sólidas de crecimiento, Rodrik las denomina “actividades de ascenso”: “una vez que la economía recibe un punto de apoyo en una industria, la productividad tiende a aumentar rápidamente hacia la frontera tecnológica de ella”. Además las industrias manufactureras, en textiles y madera por ejemplo, “muestran lo que los economistas llaman “convergencia incondicional”, una tendencia automática a cerrar la brecha con los niveles de productividad en los países avanzados”.
La pérdida de dinamismo de la incipiente industria manufacturera en el país por falta de mercados externos impide seguir el camino mencionado y les cierra la puerta de la ascensión social.
En este contexto, cabe preguntarse: ¿donde esta el millón de personas, que según el gobierno, habría pasado a condición de clases medias en los últimos años? Ciertamente no está en el sector productivo manufacturero. De ser el dato correcto, estas nuevas clases medias tienen una condición muy volátil porque la mayoría se encuentran en el sector informal, asociado al comercio, los servicios de baja productividad, y en las actividades ilegales. Otras podrían estar en el sector construcción o financiero.
En ambos casos, su situación es muy etérea porque depende de la burbuja de consumo que vive Bolivia debido a la bonanza prestada de los recursos naturales. Pasado el verano de los precios espectaculares de las materias primas, muy probablemente, volverían a su condición de pobres. Para que estas clases medias construyan su futuro sobre cimentos sólidos deberían estar trabajando en el sector manufacturero, siendo la punta de lanza de las exportaciones no tradicionales. De esta manera, el futuro no sería un pasado usado, sino uno reinventado.
El proceso de cambio en curso, especialmente en términos económicos, es un “museo de grandes novedades”. Las últimas piezas arqueológicas que han entrado a este recinto son los resultados del sector externo de la economía boliviana. Resulta que las exportaciones no tradicionales han bajado significativamente y Bolivia, como al inicio del siglo XX, vuelve a depender en más del 80% de las ventas de recursos naturales.
La repetición de estos resultados es presentada como un logro inédito, único, y magnífico. Así caminamos en círculo, el hocico del futuro muerde feliz la cola del pasado. Y se grita a los cuatro vientos que estamos avanzando a paso marcial hacia el año 1930, cuando también sólo exportábamos, ¿adivine qué? recursos naturales. Aunque eso sí el mercado era diferente, en aquellas épocas era Europa y Estados Unidos, ahora es sobre todo Brasil China y Corea. El mundo económico y comercial ha dado muchas vueltas en los últimos 100 años y nosotros seguimos orgullosos vendiendo lo mismo.
En el primer semestre de 2011, las exportaciones tradicionales alcanzaron 3.421 millones de dólares, esto significa un 37% más que el año pasado, en este periodo éstas representaron el 86 % del total exportado. Por supuesto este es un logro más de las fuerzas telúricas del cambio que hacen que los precios de los minerales suban. Estos precios fabulosos nada tienen que ver con el crecimiento de la China o la especulación en el mercado de la commodities.
Paralelamente, las exportaciones no tradicionales (confecciones textiles, azúcar, alcohol y derivados, girasol y derivados, soya y derivados), es decir, todo aquello que tiene cierto grado de valor agregado, se redujo en un 21% en precio y 40% en volumen.
Esto, por supuesto no es responsabilidad de las políticas cambiarias del gobierno que han apreciado la moneda nacional respecto al dólar perjudicando este tipo de exportaciones, tampoco nada tiene que ver con la pérdida de mercado para nuestras exportaciones de manufacturas a Estados Unidos, ni las acciones de prohibición de exportaciones.
La reducción de las exportaciones no tradicionales es de responsabilidad de productores nacionales que no se comprometen con el cambio e insisten en responder al sistema de precios y no al compromiso político.
En el mundo al revés de la política comercial y cambiaria del oficialismo, la cola mueve al perro. En el mundo real y no ideológico, la contracción de las exportaciones no tradicionales debe preocuparnos mucho, en especial las manufacturas. Para muestra basta un botón. Las ventas de estos productos a Venezuela cayeron de 29 a 2,6 millones de dólares. La hermandad revolucionaria no fue suficiente para evitar esta caída. Parafraseando a H. Kissinger, los países no tienen ni amigos ni hermanos, sino intereses.
En general, las clases medias en el mundo se forman y desarrollan en el sector manufacturero, según un estudio de Dani Rodrik: “Sin una base manufacturera vibrante, las sociedades tienden a dividirse entre ricos y pobres: quienes tienen acceso a puestos de trabajo estables y bien remunerados, y aquellos cuyos empleos son menos seguros y viven existencias más precarias. Además, la manufactura puede ser fundamental para el vigor de la democracia de una nación. Cuando este sector despega, puede generar millones de empleos para trabajadores no calificados, a menudo mujeres, que anteriormente estaban empleadas en la agricultura tradicional o en servicios menores. La industrialización fue la fuerza impulsora del rápido crecimiento del sur de Europa durante los años 50 y 60, y en el este y el sudeste de Asia desde la década de 1960”.
Para países como Bolivia el crecimiento de la industria manufacturera, volcadas al mercado externo e interno, es vital para mejorar la asignación de los recursos escasos en la economía y crear bases sólidas de crecimiento, Rodrik las denomina “actividades de ascenso”: “una vez que la economía recibe un punto de apoyo en una industria, la productividad tiende a aumentar rápidamente hacia la frontera tecnológica de ella”. Además las industrias manufactureras, en textiles y madera por ejemplo, “muestran lo que los economistas llaman “convergencia incondicional”, una tendencia automática a cerrar la brecha con los niveles de productividad en los países avanzados”.
La pérdida de dinamismo de la incipiente industria manufacturera en el país por falta de mercados externos impide seguir el camino mencionado y les cierra la puerta de la ascensión social.
En este contexto, cabe preguntarse: ¿donde esta el millón de personas, que según el gobierno, habría pasado a condición de clases medias en los últimos años? Ciertamente no está en el sector productivo manufacturero. De ser el dato correcto, estas nuevas clases medias tienen una condición muy volátil porque la mayoría se encuentran en el sector informal, asociado al comercio, los servicios de baja productividad, y en las actividades ilegales. Otras podrían estar en el sector construcción o financiero.
En ambos casos, su situación es muy etérea porque depende de la burbuja de consumo que vive Bolivia debido a la bonanza prestada de los recursos naturales. Pasado el verano de los precios espectaculares de las materias primas, muy probablemente, volverían a su condición de pobres. Para que estas clases medias construyan su futuro sobre cimentos sólidos deberían estar trabajando en el sector manufacturero, siendo la punta de lanza de las exportaciones no tradicionales. De esta manera, el futuro no sería un pasado usado, sino uno reinventado.
Thursday, August 11, 2011
El cometa turismo
Días patrios. Mi homenaje, una propuesta para relanzar el sector de turismo en Bolivia. Lo haré en forma de ayuda memoria: corto y concreto. Para animarlo en la lectura de su columna, en un día posiblemente de chaqui por los festejos nacionales, le presento la ruta crítica que seguiremos: Los antecedentes, las oportunidades, la propuesta, los caminos a seguir, el financiamiento. Y finalmente, un salud y seco por Bolivia con coctelito de tumbo paceño que no cura la resaca pero que prolonga la felicidad.
En el 2010, ingresaron en torno de 600 mil de turistas a nuestro país y dejaron unos 350 millones de dólares. Resultados modestos si los comparamos con datos de la región. En el mismo año al Perú llegaron 2 millones de visitantes, que dejaron 2 mil millones de dólares en la economía vecina. Chile o Costa Rica recibieron montos similares de personas y dinero. También en el 2010, al Brasil ingresaron más de 5 millones de turistas y contribuyeron con 6 mil millones al total de exportaciones de servicios. Huelga recordar que el potencial de nuestros atractivos turísticos, en algunos casos, es mucho mayor que la vecindad.
Tenemos diversos pisos ecológicos, diversidad cultural, atractivos como el salar de Uyuni, Tiwanaku, las Misiones y otras regiones, además somos el centro de América Latina. También es importante resaltar que la industria turística es un gran empleador. Hace muchos años que se habla del potencial turístico en Bolivia. No voy ha ahondar en esto.
En los próximos años pasará un cometa repleto de gente muy cerca del país. Es el cometa que el sector turismo boliviano estaba esperando hace muchos años. Debido a dos mega eventos deportivos que el Brasil organizará, el campeonato Mundial de Fútbol en el 2014, y las Olimpiadas en el 2016, el flujo personas que visitará el vecino aumentará entre 600 mil y un millón de personas por año. Si tomamos una ventana de oportunidad de cinco años, estamos hablando de cerca de 28 millones de turistas que estarán a cuatro horas de avión de La Paz o a dos horas y media de Santa Cruz y si la carretera Santa Cruz-Corumbá se termina, a 15 horas por carretera. Además, muchos de ellos, que vendrán de Asia, atravesarán nuestros cielos para llegar al Brasil, por lo tanto deberíamos invitarlos a hacer una paradita en nuestro país.
Es decir, con fecha y hora podría haber un choque de demanda gigantesco para el turismo nacional. Siendo modestos podríamos colocarnos la meta de doblar el número de visitantes en el país y, por ejemplo, llegar al 1.200.000 visitantes que podrían dejar cerca a mil millones de verdes y crear miles de empleos de calidad. Ésta es una oportunidad única para que el sector turístico nacional se ponga los pantalones largos. Entones ¿qué habría que hacer para aprovechar esta oportunidad?
Implementar un cluster para el turismo con la participación del Gobierno, los operadores del sector, universidades e institutos vinculados al turismo, comunidades, líneas áreas, artesanos, hoteles, restaurantes, regiones, municipios y otros actores con el objetivo de doblar el ingreso de visitantes en los próximos cinco años. Entre las tareas concretas a ser realizadas están un acuerdo marco con Brasil para convertir los aeropuertos bolivianos, digamos El Alto y Viru Viru, en hubs de distribución para ambos eventos deportivos. De esta manera, se ayudaría a descongestionar la presión sobre los aeropuertos brasileños y se permitiría un punto para que se inicien rutas turísticas dentro de Bolivia.
Paralelamente, se podría crear el “BolBras pass”, un paquete turístico (hoteles y pasajes) que incluya varias ciudades Brasil y Bolivia que se vendan junto a las entradas al mundial y a las olimpiadas. La inversión pública debería concentrarse en infraestructura de transporte (caminos y aeropuertos) vinculada al turismo. El aeropuerto en Uyuni es un gran avance. El sector privado debería invertir en cadenas de hoteles, restaurantes y mejorar capital humano. Para concretar estos proyectos se requería un gran pacto económico entre todos los actores del sector turístico.
Para concretar estos proyectos se debería crear un fondo de desarrollo de turismo con contribuciones del Gobierno central, gobernaciones y municipios.
El cometa del turismo vinculado a dos eventos mundiales pasará muy cerca de Bolivia, no podemos perder esta oportunidad para dar un impulso a la economía boliviana. Para terminar el brindis de ocasión. Salud por una Bolivia que realice una revolución en el sector de servicios.
En el 2010, ingresaron en torno de 600 mil de turistas a nuestro país y dejaron unos 350 millones de dólares. Resultados modestos si los comparamos con datos de la región. En el mismo año al Perú llegaron 2 millones de visitantes, que dejaron 2 mil millones de dólares en la economía vecina. Chile o Costa Rica recibieron montos similares de personas y dinero. También en el 2010, al Brasil ingresaron más de 5 millones de turistas y contribuyeron con 6 mil millones al total de exportaciones de servicios. Huelga recordar que el potencial de nuestros atractivos turísticos, en algunos casos, es mucho mayor que la vecindad.
Tenemos diversos pisos ecológicos, diversidad cultural, atractivos como el salar de Uyuni, Tiwanaku, las Misiones y otras regiones, además somos el centro de América Latina. También es importante resaltar que la industria turística es un gran empleador. Hace muchos años que se habla del potencial turístico en Bolivia. No voy ha ahondar en esto.
En los próximos años pasará un cometa repleto de gente muy cerca del país. Es el cometa que el sector turismo boliviano estaba esperando hace muchos años. Debido a dos mega eventos deportivos que el Brasil organizará, el campeonato Mundial de Fútbol en el 2014, y las Olimpiadas en el 2016, el flujo personas que visitará el vecino aumentará entre 600 mil y un millón de personas por año. Si tomamos una ventana de oportunidad de cinco años, estamos hablando de cerca de 28 millones de turistas que estarán a cuatro horas de avión de La Paz o a dos horas y media de Santa Cruz y si la carretera Santa Cruz-Corumbá se termina, a 15 horas por carretera. Además, muchos de ellos, que vendrán de Asia, atravesarán nuestros cielos para llegar al Brasil, por lo tanto deberíamos invitarlos a hacer una paradita en nuestro país.
Es decir, con fecha y hora podría haber un choque de demanda gigantesco para el turismo nacional. Siendo modestos podríamos colocarnos la meta de doblar el número de visitantes en el país y, por ejemplo, llegar al 1.200.000 visitantes que podrían dejar cerca a mil millones de verdes y crear miles de empleos de calidad. Ésta es una oportunidad única para que el sector turístico nacional se ponga los pantalones largos. Entones ¿qué habría que hacer para aprovechar esta oportunidad?
Implementar un cluster para el turismo con la participación del Gobierno, los operadores del sector, universidades e institutos vinculados al turismo, comunidades, líneas áreas, artesanos, hoteles, restaurantes, regiones, municipios y otros actores con el objetivo de doblar el ingreso de visitantes en los próximos cinco años. Entre las tareas concretas a ser realizadas están un acuerdo marco con Brasil para convertir los aeropuertos bolivianos, digamos El Alto y Viru Viru, en hubs de distribución para ambos eventos deportivos. De esta manera, se ayudaría a descongestionar la presión sobre los aeropuertos brasileños y se permitiría un punto para que se inicien rutas turísticas dentro de Bolivia.
Paralelamente, se podría crear el “BolBras pass”, un paquete turístico (hoteles y pasajes) que incluya varias ciudades Brasil y Bolivia que se vendan junto a las entradas al mundial y a las olimpiadas. La inversión pública debería concentrarse en infraestructura de transporte (caminos y aeropuertos) vinculada al turismo. El aeropuerto en Uyuni es un gran avance. El sector privado debería invertir en cadenas de hoteles, restaurantes y mejorar capital humano. Para concretar estos proyectos se requería un gran pacto económico entre todos los actores del sector turístico.
Para concretar estos proyectos se debería crear un fondo de desarrollo de turismo con contribuciones del Gobierno central, gobernaciones y municipios.
El cometa del turismo vinculado a dos eventos mundiales pasará muy cerca de Bolivia, no podemos perder esta oportunidad para dar un impulso a la economía boliviana. Para terminar el brindis de ocasión. Salud por una Bolivia que realice una revolución en el sector de servicios.
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